La inspiración de esta historia no ha muerto por completo y me gustaría regalarles este pequeño drabble. Por favor, disfrútenlo.
Adagio.
Cuando sus ojos se encontraron con la piel blanca y casi mortecina de aquella joven, lo único que se atrevió a hacer fue a medir su pulso y comprobar si realmente estaba muerta. No emitió ninguna clase de sonido al ver que sí, la chica continuaba viva pero con pocas posibilidades de sobrevivir. Miró alrededor, esperando a que nadie apareciera de repente y le amedrentara, pues coincidencias como estas solamente podía significar algo malo. Mas no fue así, se decidió por tomar a la joven en brazos y cubrirla con su capa, puesto que hacía mucho frío y pronto nevaría.
Caminó un kilómetro más, la chica estaba fría y su corazón latía dolorosamente, así que la afianzó más entre su pecho y sus brazos. Finalmente pudo encontrar un lugar donde pasar la noche, era una extraña cabaña abandonaba en aquel bosque oriental. Entró en ella y se apresuró en dejar a la chica en una esquina para después encender algo de fuego. Constantemente la miraba, esperando a que despertara y en más de una ocasión frotó su piel pálida acercándola al calor del fuego, esperando que reaccionara.
Mas no lo hizo. Continuó peligrosamente dormida. Pasó la noche en vela y para cuando despertó, estaba solo. Miró alrededor en busca de la chica y lo que encontró le pareció fascinante, pues la joven que hacía unas horas estaba al borde de la muerte, le miraba envuelta en la manta que la había cobijado, tiritando de temor y frio. Él se levantó con cuidado y al acercársele la chica tembló aún más, finalmente le acarició la cabeza en un gesto protector y la unió a su pecho para consolarla. La mujer se relajó ante esto y se dejó tocar, satisfecha de que no quisiera matarle.
Luego de esto, ninguno de los dos dijo nada, no fue hasta que se miraron fijamente que ambos sonrieron y se reconocieron finalmente para darse un dulce beso. En medio de todo, el chico sonrió aún más y le besó la frente y las mejillas, después ocultó su barbilla en el hombro de ella.
—Cumpliste tu promesa, esperaste. – dijo somnoliento, cansado de haber estado despierto toda la noche.
—Ahora lo sé. – dijo ella. —Los recuerdos se abalanzan en mi mente, a pesar de que no debiéramos saber nada.
—Estamos en esa época, ¿No es así? En una época después de la guerra en la que nos conocimos, pero no lo suficientemente adelante como para olvidar lo que una vez fue nuestro hogar.
—Así es. – ella pasó sus manos alrededor de su espalda. —Pero a diferencia de aquellos días, yo ya no soy capaz de secar tu cuerpo con mi luz, ni tú de sobrevivir a la muerte.
—¿Acaso importa?
—Ahora viviré con miedo de perderte.
—Honestamente, querida, si no me has perdido a estas alturas, ¿Crees que puedas hacerlo actualmente?
—Tienes razón. – volvieron a besarse con calma.
—La montaña se convertirá en una colina. – dijo él, seguro.
—Y si el tiempo pasara y la Tercera Guerra Mundial se desatara, sería la tumba de alguien muy especial.
—Lo sé. – bajó una de sus manos al vientre de ella. —Pero no ahora. Ella nos espera, espera el día en el que nos conoceremos. – tan sólo provocó un sonrojo de su parte. —¿Qué me dices?
—Digo que no debemos hacerle esperar más tiempo. – le besó en el cuello.
—Antes que nada, ¿Por qué morías de hipotermia? ¿Acaso permaneciste ahí día y noche, esperándome?
—Lo hice.
—Eres una tonta.
—Pero no morí, tú me diste vida, eso tan sólo prueba que estamos hecho el uno para el otro.
—Recuerda que ahora podemos morir.
—Cariño, siempre pudimos morir… era sólo que en ese entonces no quería aceptarlo. Ahora sí.
—Al menos aprendiste algo.
—Demasiadas cosas, diría yo.
—¿Y por qué estamos charlando ahora de cosas del pasado y no estamos haciendo el amor?
—Tú querías charlar.
—Pues ya no quiero. – ambos rieron por lo bajo.
—Espera, sólo tengo una pregunta más.
—Hazla. – ya había entrado en calor.
—Sé que no deberíamos recordar esto, sé que deberíamos estar muertos ahora y que no deberíamos existir por todo el mal que causamos al prolongar lo inevitable, dime, ¿Acaso es un sueño?
—No lo creo. – la besó. —Y yo lo fuera, ¿Qué más da? Debemos aprovechar cada momento.
—¿Aún me amas?
—El amor que siento por ti es la única razón por la que estoy contigo ahora. Creo que sería injusto compararnos con la luz y la oscuridad en estos momentos, pero en realidad creo que somos eso. Luz y oscuridad que se han esperado por siglos y que finalmente están juntos.
—Siempre estuvimos predestinado, ¿O es que todo fue una coincidencia?
—No lo sé. – se miraron tranquilamente.
—Creo… que no habrá nada más oscuro y misterioso que lo que tenemos.
—O iluminado, una historia sin igual.
—¿Recuerdas el significado de Perfecto?
—Sí, equilibrado.
—Porque nunca se está lo suficientemente oscurecido…
—Ni lo suficientemente iluminado.
—Te amo. – le dijo ella.
—Y yo a ti. – esta vez no se detuvieron a charlar.
…
Aún entre los Perfectos existían misterios y ellos, Eous y Malvolo, serían la excepción a la regla. Porque un amor puede ser tan duradero que incluso venza las leyes más lógicas y antiguas, aunque sea, sólo una vez. Después de todo, ellos ya habían hecho su parte y si aquello podía considerarse un paraíso… Que así fuera.
Fin.
Bien, espero que lo hayan disfrutado, sigo creyendo que aún había cosas que podían decir este par de Perfectos y tanto Sasuke como Sakura, cumplen con un excelente papel. Por favor, no duden en comentar que les pareció.
¿Merece un comentario?
Yume no Kaze.