Summary: UA. Como castigo el Rey le dio a su hijo una mujer a la cual durante un mes tendría que hacerle las mismas cosas que él le hizo a su madre antes de su muerte, y aunque al príncipe le trajera tan amargos recuerdos, momentáneamente no tenía más opción que obedecer, pero su venganza se acercaba y pronto podría matar al Rey.

Disclaimer: Los personajes de Dragón Ball Z no me pertenecen, son propiedad de Akira Toriyama.

Nota: Hola de nuevo a todas, después de más de un año sin escribir ni subir nada, por fin me he tomado el tiempo para crear otra de mis historias, aunque he estado bastante ocupada con el trabajo y algunos cambios personales que he hecho, pude encontrar algunos huequitos y espacios para poder escribir.

Y es que desde que vi la Batalla de los Dioses decidí verme nuevamente toda la serie de Dragón Ball Z capitulo por capitulo, después de ahí sentí una necesidad inmensa de escribir otra vez sobre esta pareja que tanto me gusta. Desgraciadamente tengo que confesar que siento que estoy escribiendo un poco más de lo mismo, no sé porque pero la idea que se me ocurrió es bastante similar a algunas de mis anteriores historias y me molesta porque siento que me estoy quedando sin ideas y sin imaginación, pero realmente me gusta mucho ese tema y me encanta escribir, por eso a pesar de mi molestia por el momento solo quería pasar en limpio todas las ideas que se formaban en mi cabeza y sin importar si era similar o no, solo quería escribirla y pasarla hipotéticamente al papel.

Solo espero que como siempre esta historia sea del agrado de todas ustedes, para ustedes escribo, y es gracias a que me leen y me animan a continuar que puedo seguir haciendo nuevas historias, desde ya muchas gracias a las que siempre me envían mensajes pidiendo que vuelva a escribir, a quienes se toman la molestia de dejarme alguna notita o mensaje comentado sobre mis historias, y a quienes siempre están alerta sobre nuevos fics. Ojala les guste también esta vez.

Bueno creo que llevo mucho tiempo sin escribir nada y sin agradecer a mis lectoras pues ya me estoy alargando demasiado con esta nota. Las dejo con la historia que es un universo alterno y que como siempre la he subido completa, así que para las que pretenden leerla completa pueden darse el gusto de leerlo hasta el final sin esperar continuación. Espero sus Review con sus comentarios y con sus opiniones, les gusto o no les gusto, me encantaría leer que piensan sobre todo.

Un abrazote grande… nos leemos al final.

UN REGALO PARA EL PRÍNCIPE

By. Yurika Cullen

Capitulo Uno

-.-

Después de años de vivir escondidos, de vivir escapando, de esforzarnos viajando de planeta en planeta para intentar sobrevivir y no había servido para nada, todo había sido en vano, solo habíamos retrasado lo inevitable, todo ese esfuerzo ahora estaba pisoteado y manchado de sangre.

Hacia unos cuatro años que la Tierra había sido atacada por una de las razas más peligrosas y fuertes del universo, los Saiyajin. Sus naves habían aterrizado por todos lados en el momento menos esperado, y de la nada hombres mono gigantes habían atacado todas las ciudades y destruido todo lo que se encontraba a su paso, no habían tenido piedad. Los hombres habían sido aniquilados, las mujeres violadas y asesinadas, las más jóvenes y bellas habían sido recluidas con la intención de prostituirlas en el futuro, pero si ponían resistencia las torturaban cruelmente antes de morir. Solo unos pocos pudimos escapar, entre ellos estábamos mi padre y yo, el resto de mi familia, mi novio y amigos, habían sido asesinados.

Mi padre era un famoso científico en la Tierra, así que cuando el caos comenzó y después de presenciar el asesinato de nuestras personas más queridas, habíamos abordado una de sus naves espaciales y habíamos logrado escapar por muy poco, los siguientes años los dedicamos a huir, viajamos de planeta en planeta, intentando ir cada vez más lejos del reinado Saiyajin, de la soberanía planetaria que estaban imponiendo en el universo, pero todo había sido en vano, y lo sabíamos, sabíamos que en algún momento nos encontraríamos de nuevo con esos salvajes, que no había sitio para esconderse, ni lugar a donde huir, pero a pesar de eso lo intentamos, intentamos sobrevivir. Vivimos años miserables, nunca más tuvimos un lugar al cual llamar hogar, y nunca más lo tendríamos, menos ahora que todo había terminado.

Llevábamos solo unos meses en un pequeño planeta a las afueras de la galaxia norte cuando atacaron, esta vez no tuvimos ninguna oportunidad de escapar, no hubo lugar a donde huir. Mi padre estaba muerto, lo habían asesinado en un abrir y cerrar de ojos, el único consuelo que me quedaba es que no había sufrido al morir, su muerte había sido instantánea, y al menos ahora estaría encontrándose con mi madre en el más allá. Por mi parte no había tenido su suerte, después de que me golpearan y me dejaran inconsciente me habían encerrado en una de sus naves para llevarme con ellos, a un futuro que ya podía imaginar cual seria.

Y no había estado equivocada, las pocas mujeres que sobrevivieron del pequeño planeta sufrirían mí mismo destino, la prostitución. Al llegar al planeta Vegeta, nos habían llevado a las celdas del castillo hasta que decidieran que hacer con nosotras, llevábamos un par de horas encerradas, el lugar era oscuro y frio y el miedo y la pena rodeaban el lugar, los llantos de las demás retumbaban en el corredor, todas lamentaban su destino y temían por su futuro, yo por mi parte lloraba por mi padre, y por todos los recuerdos hermosos que sabía que no volverían, no quería pensar en el futuro, no quería ni imaginar las atrocidades que me harían de ahora en adelante, ni lo que tendría que pasar a partir de ahora. Pero tendría que ser fuerte y tratar de soportar lo que fuera, aunque lo veía imposible.

El ruido de pasos se escuchó por el corredor, de inmediato todas dejaron de llorar y aguardaron en silencio y llenas de ansiedad el momento inevitable, mi corazón latía desbocado ante la expectativa, la hora por fin había llegado.

—¿Dónde está la mujer de la que me hablaste? —se escuchó una fuerte y áspera voz

—En la celda quinientos cuatro mi Rey —respondió otra con tono complaciente

—Espero que sea verdad lo que has dicho, me has hecho perder tiempo valioso —los pasos se escucharon más fuertes y las voces cada vez más claras, aterrada comprendí que se acercaban hasta mi celda, yo sería la primera desafortunada

Dos figuras aparecieron frente a las rejas, un hombre alto de cabeza rapada y otro un poco más bajo de cabellos puntiagudos y barba perfilada, por su andar, su presencia, y la forma en que el otro le sonreía se notaba que ese era el Rey.

—Ahora veo a lo que te referías Nappa —dijo el Rey mientras sonreía —abre la celda, quiero verla de cerca —rápidamente el más grande hizo lo que le pedían, de inmediato sentí mi corazón acelerarse cuando entro, se acercó hasta mí y me clavo su fría mirada —Levántate —me ordeno

Con las piernas temblando logre ponerme en pie, de inmediato el Rey me tomo del mentón y levantando mi rostro me miro detalladamente, mi respiración estaba agitada por el miedo, podía sentir como las manos me temblaban del terror, y al parecer él lo noto porque sonrió satisfecho y apretó su agarre mientras me hablaba.

—¿Cómo te llamas? —pregunto frunciendo el ceño

—Bul… Bulma —logre articular, de nuevo sonrió

—¿De qué planeta eres? Pues está claro que no perteneces a la raza del planeta en el que estabas —de nuevo las palabras se enredaron en mi lengua

—De… de la… Tierra —Sus cejas se levantaron

—Ya veo, ahora entiendo porque eres tan llamativa, en la Tierra encontramos la raza con el aspecto más similar a la nuestra de todo el universo, encontramos a las mujeres más hermosas y nos abastecimos de las mejores prostitutas —dijo riendo, su acompañante también rió

—Una pena que fueran tan débiles, la mayoría no aguanto ni una semana, fueron una novedad y todos estaban tan entusiasmados que no se midieron en lo más mínimo—un escalofrió me recorrió el cuerpo, el Rey de nuevo lo noto y volvió a sonreír conmplacido —¿Esta también ira al prostíbulo? —pregunto sonriendo emocionado

—No Nappa, al menos no por ahora, tengo algo más en mente —dijo el Rey mientras me soltaba y se giraba al más grande, las piernas no me sostuvieron y caí de golpe al suelo —Llama inmediatamente a mi hijo, quiero verlo en este instante, al resto de las mujeres envíalas al prostíbulo y que ahí hagan lo que corresponde —el más grande hizo un saludo y una reverencia antes de marcharse

Durante los siguientes diez minutos varios hombres aparecieron y se llevaron a todas las chicas que estaban en las celdas, mientras que el Rey supervisaba todo estando de pie en la puerta de mi celda. No tenía la menor idea de qué demonios pensaban hacer conmigo, pero aunque aún no me enviaran al prostíbulo, no significaba que mi destino fuera más favorable que el de las demás, tal vez el mío seria aun peor de lo que pensaba. Mi cuerpo empezó a temblar al imaginar las posibilidades que pudieran cruzar por la mente retorcida de un demente tan sanguinario como el Rey Saiyajin.

Unos segundos después apareció el mismo soldado de antes, pero esta vez venía acompañado de otros dos hombres, uno de estatura baja, muy parecido al Rey aunque sin la barba, así que ese debía ser su hijo y otro aparentemente más joven de cabellos despeinados. Los tres hicieron una reverencia.

—Padre —fue lo único que dijo el que debía ser el príncipe

—Por fin llegas y veo que vienes con Kakaroto. Estupendo —respondió el Rey con voz divertida —retírate Nappa por hoy ya es suficiente, haz lo de siempre con el resto —el más grande de nuevo hizo una reverencia esta vez también para el príncipe y se marchó —tu puedes quedarte Kakaroto, esto también te concierte a ti —le ordeno al más joven

—¿Puedo saber qué demonios hacemos en los calabozos? Y porque tanto misterio —pregunto en las bajo, el Rey sonrió

—Mi querido príncipe, te mande llamar porque tengo algo para ti —dijo señalándome dentro de la celda, tanto el príncipe como el tal Kakaroto se giraron y cuando me vieron fruncieron el ceño, al parecer, no habían notado mi presencia —Nappa encontró en la última misión que le encomendé algo muy interesante, al parecer esta chica es de la Tierra —el más joven me miro de nuevo y abrió los ojos sorprendido —si Kakaroto, esta chica es de la misma raza que tu ramera. Y como la última vez gracias a la generosidad del príncipe y a que desobedeció en mi ausencia una orden directa mía, pudiste conservarla, esta vez no pienso tolerar algo parecido y quiero que se cumpla con mi orden—

—¿De que estas hablando padre? —Preguntó el príncipe frunciendo el ceño —Quieres ir al punto de una maldita vez

—Hablo de que últimamente te estas portando como un imbécil Vegeta, estas desobedeciendo mis órdenes y haciendo lo que se te place en las misiones, tu forma de actuar me molesta, me irrita que seas tan piadoso con los planetas que te ordeno exterminar, ¡si te ordeno que sean ceniza, los conviertes en cenizas! ¿O acaso te estas volviendo bondadoso y benevolente? —Ironizo —eso sí sería el colmo de la ridiculez —el príncipe frunció el ceño

—Nada tienen que ver mis actos con la bondad, simplemente me parece que es estúpido desperdiciar la oportunidad de vender un planeta que está en buenas condiciones y que lo podemos negociar a un alto precio, que reducirlo a cenizas simplemente porque se te ocurre hacerlo. Tal vez los años te están afectando padre y ya no eres capaz de ver lo que más nos conviene y lo que es mejor para esta raza y su soberanía, o te estas dejando influenciar demasiado por el imbécil de Freezer, dejas que esa asquerosa lagartija haga con nosotros lo que se le plazca, y todo simplemente porque te mueres de miedo solo con escuchar su nombre

—¡Cállate! No seas insolente Vegeta —exclamo el Rey disgustado —Freezer no tiene nada que ver con las ordenes que yo te doy, y si tan valiente eres y tan fuerte te crees, quiero ver como enfrentas al Gran Freezer la próxima vez que lo veas, porque ni aunque se uniera el planeta entero podríamos vencerlo, lo que más nos conviene es tenerlo de nuestra parte, que sea nuestro aliado, solo así esta raza alcanzara la gloria, porque como enemigo ya debes saber lo cruel y despiadado que puede ser, sabes que no dudaría ni un segundo en hacer polvo este planeta —el príncipe Vegeta gruño

—Eso no significa que tengamos que hacer todo lo que nos dice al pie de la letra, si encontramos algo que nos favorezca y podamos sacarle provecho, tenemos que hacerlo, cuando Freezer se canse de nosotros no le va a importar una mierda que seamos sus aliados, no dudara en exterminarnos, por eso no veo nada de malo en hacer negocios cuando es conveniente

—¡Basta de esta charla! No te llame aquí para que cuestiones mis decisiones ni mucho menos mi alianza con Freezer, te mande llamar porque como tu padre y tu Rey puedo ordenarte lo que desee y tienes que cumplirlo a como dé lugar, te guste o no tienes que obedecerme, estoy harto de tu rebeldía, ¿Cuándo vas a madurar Vegeta? Algún día vas a ser mi sucesor y no pienso dejarte mi lugar si sigues actuando de esta forma, necesito ver que tienes madera de Rey, que eres el indicado para guiar a una de las razas más fuertes del universo, de lo contrario puedes irte olvidando de gobernar este planeta —Vegeta guardo silencio y frunció el ceño, era más que obvio que no estaba de acuerdo con su padre, pero por el momento se mordería la lengua —Por eso mi orden será que entres a esa maldita celda y te folles a esa terrícola —el alma abandono mi cuerpo en ese preciso instante, ya sabía yo que no iba a tener nada bueno preparado para mí —y esta vez me importa una mierda, que Kakaroto, Raditz o quien sea se encaprichen con ella y decidas regalársela, vas a entrar y te la vas a follar en este instante, y vas a seguir haciéndolo todos los malditos días por un mes, y si me llego a enterar que me desobedeciste te enviare con el Gran Freezer para que sea él quien te enseñe a seguir órdenes, y ya debes saber los métodos que usa para persuadir a la gente —Kakaroto seguía en silencio, su apariencia se había tornado pálida y respiraba cada vez más pausado, al parecer y por lo que había escuchado él tenía algo que ver con todo esto, pues era evidente su nerviosismo. Vegeta por su parte empuño sus manos y frunció el señor —¿Entendiste? —pregunto el Rey al no escuchar ninguna respuesta, Vegeta lo miro frunciendo el ceño

—Sí, mi Rey —respondió apretando los dientes

—¿Y qué esperas? —el príncipe lo miro levantando una ceja

—¿Acaso pretendes quedarte a mirar? —pregunto sonriendo con ironía, el Rey se cruzó de brazos y se apoyó en la puerta de la celda

—Por supuesto, quiero verlo con mis propios ojos

—Eres un maldito enfermo, ahora entiendo porque te gustan tanto las orgias, no eres más que un depravado, para tu información yo prefiero la privacidad, al contrario que tú no me gusta dar espectáculos

—Piensa lo que quieras, no me importa lo que prefieras, pero no me iré hasta que no termines ¿Qué esperas? Hazlo de una vez, no me marchare

El príncipe soltó un gruñido y antes de entrar miro a Kakaroto, quien al parecer también estaba obligado a presenciar como abusaban de mí, pero que había tenido la decencia de girarse de espaldas a la celda. Yo por mi parte estaba temblando más que nunca, los nervios me invadieron de tal forma que podía escuchar mi corazón retumbando fuertemente en mis oídos, pues aunque no era virgen llevaba años sin estar con nadie, mi único novio había muerto en la Tierra el día de la invasión, y aun así había estado pocas veces con Yamcha pues en esa época solo teníamos dieciséis años, él era muy tímido y no nos habíamos animado muchas veces a estar juntos, así que fueron pocas las ocasiones en las que compartimos intimidad, además de que el príncipe era un completo desconocido, era un guerrero sanguinario, un Saiyajin, temblaba al imaginar lo bruto que seria.

Cuando Vegeta entro en la celda su semblante cambio un poco, y aunque ya no fruncía tanto el ceño, aún continuaba serio y disgustado, su rostro me demostraba que no estaba disfrutando nada con la situación, pues esto para él era un castigo, lo que me daba más miedo pues tal vez se desquitara conmigo por lo que le estaba haciendo el Rey. Me miró fijamente por unos segundos y después se acercó lentamente a mí, se agacho y tomándome del codo me hizo poner de pie, me sorprendió que no fuera tan brusco a comparación con su expresión de enfado, aun así mi respiración se cortó y mirándolo temerosa imagine lo que vendría, las lágrimas no tardaron en aparecer y mi cuerpo empezó a temblar descontrolado, en cualquier momento caería al suelo, pues no tenía la fuerza suficiente para sostener mi propio peso, sentía demasiado miedo. Solté un sollozo de terror cuando me empujo y me acorralo contra la pared a la vez que acariciaba mi pierna y la levantaba apoyándola contra su cintura.

—¡Silencio! —Exclamo mientras levantaba un poco mi vestido —Detesto los lloriqueos —dijo disgustado, yo cerré los ojos y trate de guardar silencio ahogando mi llanto, aunque no podía evitar que las lágrimas siguieran cayendo, pero no debía hacer ningún ruido, no quería enfadarlo más y que como castigo me golpeara —Mucho mejor —dijo acercándose a mi cuello y apoyando sus labios atrás de mi oreja, pero aunque acariciaba mis piernas y mi trasero, sus manos no iban a ninguna otra parte, no se dirigían a ningún otro lugar —tranquilízate —me susurro de repente al oído, yo solté de golpe el aire de mis pulmones por la sorpresa y sentí la piel erizarse en mi cuello por su aliento —no tengo el más mínimo deseo de hacer esto, pero como vez no tengo otra opción, así que no me lo pongas difícil—dijo aun susurrando pero conservando el tono enfadado —mientras más rápido lo hagamos, más rápido se ira el imbécil de mi padre y más rápido te dejare en paz, ¿Entendido? —yo simplemente asentí, de todos modos no estaba en posición de hacer lo contrario, aunque me negara él igual lo haría y si le ponía resistencia, tal vez sería peor

Así que simplemente lo deje hacer lo que quisiera, cerré los ojos y apoyando mi cabeza contra la pared espere que comenzara y rezaba porque pronto terminara. Esta vez me tomo del trasero y me levanto apoyándome contra el muro, hundió la cabeza de nuevo en mi cuello y me empezó a besar a la vez que una de sus manos se perdía entre mis piernas, solté un quejido por la sorpresa y me asuste al pensar en que se molestaría y de nuevo me gritaría, pero por el contrario él no dijo nada, simplemente me siguió acariciando.

Me sentí muy extraña al recibir sus caricias, y muy sorprendida al ver que no estaba siendo para nada brusco conmigo, no estaba siendo el tirano que temía que fuera, por el contrario estaba tratándome con cuidado, era la primera vez que otro hombre aparte de Yamcha me acariciaba de esa manera, y habían pasado tantos años desde la última vez que alguien me había tocado así que me sentía acalorada y avergonzada por cómo estaba reaccionando mi cuerpo, pues podía sentir como poco a poco me humedecía, como lentamente me relajaba, podía sentir esa sensación de ansiedad y de anhelo ante la expectativa, y al parecer él también se había dado cuenta, pues dejándome de nuevo en el suelo, se dispuso a quitarse la armadura y se bajó el traje hasta la cintura, me tomo de nuevo en brazos y otra vez me apoyo contra la pared, cuando sentí sus dedos mover mis bragas a un costado cerré los ojos con miedo y espere una entrada dura y brutal, pero por el contrario había tenido piedad de mí y había entrado lentamente, muy despacio, y aunque hice una mueca de incomodidad pues hacía muchos años que no había estado con nadie, los movimientos de Vegetaba estaban siendo tan suaves y tan delicados que después de unos minutos estaba empezando a sentir placer, me estaba empezando a excitar. Solté un suspiro placentero y antes de que de mis labios saliera un gemido de satisfacción, Vegeta paro de moverse.

Abrí los ojos de golpe asustada y avergonzada, me sentía demasiado sorprendida, no podía creer que aunque fuera por un momento hubiera disfrutado de mi propia violación, sentía la piel de mi rostro arder por el rubor y por la humillación, y me maldije a mí misma por haberlo permitido.

—Ya se marchó el maldito depravado— lo escuche decir con molestia mientras me daba la espalda y se vestía, de inmediato gire mi mirada hacia la puerta y vi que el Rey ya no estaba, solo estaba Kakaroto en la misma posición que lo había visto la última vez.

Al instante agache mi mirada y me acomode la ropa avergonzada, no podía mirar a Vegeta a los ojos y reconocerle que aunque sea un poco lo había disfrutado, me sentía como una cualquiera, como una simple ramera, una vendida, y aunque de ahora en adelante ese iba a ser mi destino, no estaba bien que lo disfrutara, ni mucho menos que lo anhelara.

—Dijo que había visto suficiente, me ordeno que te avisara que iba a estarte vigilando con este asunto, y que si lo preferías la próxima vez podías llevarla a tu habitación—hablo Kakaroto aun sin girarse

—Maldito insecto, no puedo creer que me haya castigado por algo que paso hace años, el muy bastardo no se olvida de nada— dijo molesto, esta vez me anime a mirarlo. Él ya se había puesto de nuevo su armadura y caminaba lentamente hasta la salida, Kakaroto ya no nos daba más la espalda

—Perdóname Vegeta, todo esto es mi culpa— dijo agachando la mirada

—¡Bah! No digas tonterías Kakaroto, si no hubiera sido ahora, hubiera sido hace cuatro años, por lo menos esta vez no te estoy robando la mujer que deseas, ahora no tengo que soportar tus lloriqueos y esa expresión de idiota afligido que cargabas— dijo sonriendo —por ahora lo mejor será que haga lo que me dijo el imbécil de mi padre, no quiero que me exilie con la lagartija de Freezer en más misiones estúpidas, solo pensar que tendré que compartir una misma nave con los asquerosos de Zarbon y Dodoria me dan ganas de vomitar —el más joven asintió

—¿Qué vamos a hacer con ella? —pregunto mirándome con lastima, y yo me sentí más que miserable —No podemos dejarla aquí— dijo molesto

—No, si tengo que hacer lo que dijo el Rey definitivamente no pienso volver a esta pocilga, llévala a mi habitación, yo volveré a entrenar, nos vemos en un rato —y sin esperar respuesta se marcho