Aviso: Crepúsculo pertenece a Stephenie Meyer y esta historia a musegirl.

.

Double Down

Capítulo cinco

La mañana del Día de Acción de Gracias, Edward salió a correr mientras que yo me ocupaba de la cena en la cocina y ponía el pavo en el horno. Estábamos esperando a mi padre, más Tori y su hermano. Ya que los padres de Tori vivían del otro lado del país, y no volvían hasta después de Navidad, los invité a pasar las fiestas con nosotros. Edward había intentado de convencer a Alice de unirse a nosotros, pero ella dudaba de querer verme. Recientemente había vuelto a Seattle, pero no había visto personalmente a Edward. Se supone que se verán la semana que viene para almorzar.

No podía mentir y decir que no dolió, porque realmente si dolió. Había llorado mientras Edward trataba de asegurarme que todo saldría bien al final. Él pensaba que ella estaba aceptándolo lentamente e incluso ya comenzó a hablar sobre mí y nuestra relación. Todavía me sentía horrible ante el hecho que este sería la primera Acción de Gracias que pasaría sin Alice. La extrañaba y sabía que Edward sentía profundamente el hecho de no tener a su hija físicamente en su vida. Yo le había mandado emails rogándole que venga, pero ella no respondió en absoluto.

Aparté mis sentimiento negativos lo mejor que pude así no arruinaba nuestra primera celebración juntos. Encendí mi IPod y me puse a preparar el pavo, mezclando el relleno, pelando las papas Yukon para poner a hervirlas y hacerlas puré junto con las patatas dulces que planeaba hornear. Había terminado las tartas de calabaza y nuez la noche anterior, así que el postre estaba hecho. Solo tenia que concentrarme en el plato principal y secundario.

Mientras cantaba junto a la música, sonreí cuando sentí patear al bebé. Había estado sorprendida de sentir sus pequeños golpes por primera vez, pero ahora nuestro pequeño frijol era lo suficientemente fuerte que Edward podía sentir los movimientos. Habíamos tenido nuestro ultrasonido unos días atrás y teníamos el sexo del bebé en un sobre cerrado. El plan era abrirlo esta noche en la cena, así podíamos saberlo todos juntos. Estaba contando los minutos y muriendo por saber la respuesta.

Visiones de paredes rosadas y calcomanías de mariposas dispersas luchaban contra unas de colores verdes y dinosaurios. Realmente no me importaba si era niño o niña, pero esperaba por el bien de Edward que tengamos un niño. Sabía que le había encantado criar a Alice y tener una niña, pero sospechaba que esta vez quería un niño. Ya me imaginaba a Edward enseñándole a su mini él cómo lanzar la pelota de béisbol y construir fortalezas en la sala.

Una fuerte patada en las costillas me trajo de vuelta al presente y sacudí mi cabeza para aclarar mis pensamientos. Tongue Tied de Grouplove sonó por los altavoces y empecé a bailar mientras que cortaba el apio. Escuché que se abrió la puerta mientras cantaba a la par de la voz femenina.

One, two, three, four

Don't leave me tongue tied

Let's stay up all night

Sonreí mientras Edward caminaba y fruncía su nariz ante mi gusto de música. Me moví hacia él y traté de hacer que se mueva conmigo.

I'll get real high

Slumber party, pillow fight

My eyes on your eyes

Like Peter Pan up in the sky

Él simplemente sacudió su cabeza, pero pude ver como disfrutaba tenerme meneando mi culo por su cuerpo.

My best friend's House tonight

Let's bump the beach till beddy-bye

Me carcajeé ante la expresión de Edward mientras la canción continuaba.

―¿Qué estás escuchando, Isabella? Esto es una mierda.

―¡Grouplove! Y me gustan, muchas gracias. ―Le sonreí y puse mis manos en mi cadera―. No pretendas que no disfrutaste lo que acaba de pasar.

Me atrajo hacia él y envolvió sus brazos por mi cintura.

―Disfruté sentir el cuerpo de mi caliente esposa frotarse contra mí. Sin embargo, su gusto en la música deja que desear. Puedo ver que necesita algún tipo de educación.

Reí mientras él cambiaba mi IPod por el suyo y seleccionaba una canción. Entonces casi caigo de la risa mientras sostenía mi estomago protectoramente cuando comenzó a sonar Glory of Love de Peter Cetera.

Quitándome las lágrimas de mis ojos, y me incorporé mientras miraba la pose de "no me da risa" de Edward con los brazos cruzados.

―Cariño, se está mostrando tu edad y no es atractivo ―le dije con una sonrisa y sacudiendo mi cabeza.

―¿Ah, si? ―bromeó también―. Tienes que saber que esta canción no solo estuvo nominada al Globo de Oro por mejor canción original, sino también al Oscar en la misma categoría.

Bufé y rodé mis ojos.

―Como si eso lo hiciera mejor. ¿Acaso otra banda ganó muchos Grammys y resultó ser que seguían la pista sin cantar todo el tiempo?

―No puedo creer que hayas comparado a Peter Cetera con Milli Vanilli. Y solo ganaron un Grammy, el cual fue revocado.

―Ajam, ―gruñí, sin estar convencida.

―De acuerdo, si esto no te gusta, tal vez esta será mejor. ―Se alejo de mí por un momento y escuché Lovesong de The Cure comenzar a sonar.

Se giró y me tomó en sus brazos. Me acurruqué contra Edward y dejé que nos meciera.

―Esta canción está mucho mejor. Muy romántica ―murmuré soñadoramente.

―Pensé que esta te gustaría.

Cuando sentí sus labios rozar mi cuello, giré mi cabeza en el hueco del suyo mientras él bajaba su cabeza hacia mí. Y cerré mis ojos para dejar que el sentimiento me inundara.

―Oh, cielos. No quería interrumpir esto… aunque supongo que puede ser peor.

Mis ojos se abrieron de golpe y levanté mi rostro.

―¡¿Alice?! ¿Qué estás haciendo aquí?

―Si, entré aquí. Sigue siendo mi casa, ¿no? ―Su voz era un poco fría y tragué. Obviamente ella no estaba lista para superar esto.

―Por supuesto, ¡estoy contento que estés aquí! ―respondió Edward con una amplia sonrisa y se giró.

―Los dos lo estamos ―le dije sinceramente y me moví hacia ella.

Su mirada se centró en mi vientre.

―Mierda, estás embarazada. ―Arrugó su rostro―. Diablos, no creo que pueda soportar eso.

Vacilé en mis pasos.

―¿No lo sabías? ¿Edward no te lo dijo? ―Miré entre ellos y vi la respuesta en su rostro. Mi rostro se llenó de lágrimas―. ¿Por qué no se lo dijiste, Edward? ―pregunté suavemente.

Alice se rio sin alegría.

―Si, papá. ¿Qué, estás avergonzado de embarazar a una chica de diecinueve años con la que te casaste en Las Vegas?

―Suficiente, Mary Alice, ―espetó Edward―. Sabes que eso no es verdad. Quería decírtelo en persona. No hay otros motivos.

―Discúlpenme, tengo que hacer pis ―murmuré y corrí por las escaleras así ninguno de veía llorar. Trabé la puerta del baño y me senté en la tapa del inodoro, por fin soltando mis emociones. No sé cuando tiempo estuve allí y no me importaba. Obviamente, iban a saber que no necesitaba ir al baño. Escuché gritos por unos minutos, pero estuve concentrada en mí más que en descifrar las palabras. Simplemente me senté allí lloriqueando por todo el lugar.

No entendía por qué Edward no le había dicho a Alice. Iba por la mitad de mi embarazo y ellos hablaban por teléfono al menos una vez a la semana, usualmente más. Este bebé iba a ser el hermano de Alice le gustara o no, y ella debería haber sabido. Aunque suene loco, realmente quería que mi bebé y Alice tengan una buena relación. Sabía que no sería convencional y probablemente no sería tan cercana, pero esperaba que fueran amigos.

Un suave golpe en la puerta me sorprendió.

―Isabella, por favor déjame entrar ―rogó Edward. Me soné la nariz y me refresqué un poco el rostro―. Nena, lo siento mucho por lastimarte. Por favor, abre la puerta.

Abrí la puerta de repente y Edward se asustó. Su expresión se transformó en preocupación y arrepentimiento mientras observaba mi apariencia y mis ojos hinchados. Me tomó en sus brazos y nos llevó a la cama mientras me susurraba―: Lo siento.

―Realmente no quise herir tus sentimientos, Isabella. La cagué en grande. Debería haberle contado a Alice hace semanas, pero quería ver su rostro cuando se enterara de la noticia. Ingenuamente esperé que estuviera feliz por nosotros. Parece que sobrestimé la madurez de mi hija.

―Edward, entiendo que quisieras ver su reacción, pero ¿cómo pudiste pensar que seria una positiva? Ahora no me hablará en absoluto y apenas tolera que le menciones mi existencia. Obviamente, Alice no iba a estar contenta sobre nuestro bebé.

―Creo que pensé si ella podía ver lo feliz que me hiciste y lo emocionado que estamos de tener un bebé, le haría bien. Si hubiera sabido que iba a estar aquí hoy, hubiera intentado encontrarme con ella antes para prepararla. No quiero que ella te hiera; no es saludable para ti o para frijolito. Le dije eso mismo allí abajo. No puedo correr el riesgo de perderlos a ustedes dos también. ―Su voz se quebró y vi lágrimas en sus ojos.

―Oh, Edward ―jadeé. Me giré así estaba a horcajadas sobre él y lo abracé por el cuello. En respuesta, me abrazó fuertemente―. Lo siento. Sé lo difícil que ha sido para ti no tener relación con Alice.

―Ustedes tres son mi vida, Isabella. No puedo imaginar mi vida sin ninguno de ustedes en ella. ―Movió una mano sobre mi vientre―. Y este pequeño todavía no nació. Por mucho que me dolió hacerlo, le hice saber a Alice que debía ser amable contigo en nuestro hogar y si ella no podía serlo, entonces tenía que irse.

―¿Cómo se lo tomó?

―No muy bien, pero también le dejé muy claro lo mucho que quería que se quedara y traté de arreglar las cosas contigo. La quiero devuelta en nuestras vidas, Isabella, demasiado.

―Sé que sí ―le consolé―. Estoy dispuesta a hacer lo posible para que eso sea posible. También la extraño. Mucho.

Después de unos minutos de acurrucarnos, volvimos a bajar de la mano. Alice estaba cortando las verduras en la cocina.

―Hola, Alice ―dije suavemente.

Ella suspiró y se volvió hacia mí.

―Hey. ―Posó su mirada en la unión de nuestras manos―. Papá, ¿puedo hablar con Bella por un minuto?

Edward me miró, interrogándome. Suspirando un poco, asentí. No pensaba que esto sería bonito, pero ella y yo teníamos que hablar. Edward apretó mis dedos antes de soltarlos e irse a la sala.

―Alice, me doy cuenta que esto es muy difícil para ti. No quise herirte o traicionarte. Es solo que tu papá y yo tenemos esta conexión. Nunca lo pudimos negar. Nos amamos. Sé que nuestras edades no coinciden y que probablemente te asquea que estemos juntos, pero no podíamos soportarlo más. Lo siento. ―Solté y pausé―. Pero al mismo tiempo, tienes que disculparte por tratarnos así. Fui tu mejor amiga por años y me apartaste completamente de tu vida. Incluso después que volviste a hablar con Edward otra vez, te negaste a reconocer que seguía viva en este planeta. No fue justo, Alice. Fui una buena amiga y me tiraste lejos.

―Tienes razón, me asquea. Mucho. Pero no puedo negar que ambos son felices juntos. Tan feliz que revuelve el estómago y hace vomitar. ―Suspiró―. Extraño a mi papá… y a mi mejor amiga. No debería haberte apartado así. Mi papá tal vez tenga razón en cómo he actuado, especialmente contigo, y necesito superarlo. Lo siento por ser una perra. Voy a intentar no ser tan así en el futuro.

Caminé hacia ella y la abracé.

―También te extraño. Sé que las cosas no serán como antes, pero espero que podamos empezar de nuevo.

―Yo también. Quiero decir, no voy a decirte "mamá" o algo así, pero sería lindo tener un pequeño hermano o hermana.

.

Después de un día medio feliz, medio incómodo de cocinar con Alice, y ocasionalmente Edward, todos nos reunimos alrededor de la mesa y los platos estaban llenos. Devore mi comida instantáneamente, ridículamente entusiasmada por comer. Tenía la boca llena de papas dulces y un bocado de pavo que se dirigía hacia la misma dirección, cuando me di cuenta que todos me estaban mirando. Mientras que Edward tenía una expresión divertida, la de mi padre era de incredulidad, y Tori, su hermano Garrett, y Alice me miraban horrorizados y asqueados.

―Dejen de mirarme así, ¡estoy jodidamente embarazada! Me está creciendo un páncreas… o algún otro órgano en este momento. ―Entrecerré mis ojos a Alice y Tori―. Solo esperen, un día lo entenderán. ―Y con eso dicho, volví mi atención a mi comida.

Edward soltó una risita que se volvió en una tos falsa después que le envié una mirada.

―Isabella, ¿debería ir por el sobre o quieres que espere a que comas tu cuarto plato? ―Bromeó.

Apenas pude resistir la tentación de abrir mi boca y mostrarle mi comida a medio masticar, pero el deseo de saber si íbamos a tener un niño o una niña ganó. Asentí emocionadamente y él me sonrió.

―Ya vuelvo, ―murmuró y besó mi frente.

Tragué saliva y reboté en mi silla cuando volvió con un sobre en su mano. ¿Rosa o verde? ¿Mariposas o dinosaurios? ¿Niña o niño? ¡El suspenso me estaba matando!

Edward se lo ofreció a mi padre.

―Charlie, ¿nos harías el honor?

―Por supuesto. ―Le sonreí. Él había estado un poco indeciso cuando le dijimos la noticia, pero con el tiempo se había puesto más y más emocionado sobre ser abuelo. Gruñí ante lo lento que abría el sobre, causando que sonría―. Bueno, Bells y Edward. ―Sacó el papel―. ¡Parece que tendrán un niño!

Grité en voz alta y salté para lanzar mis brazos alrededor del cuello de Edward. Él me besó y me abrazó por un momento. Luego movió una mano por mi estómago y frotó suavemente.

―Hola, pequeñín. ¡No podemos esperar para conocerte!

Como siempre me pasaba cuando Edward hablaba con el bebé, sollocé y me quité las lágrimas.

―Vamos a tener un niño ―susurré y él me sonrió feliz. A juzgar por la expresión en su rostro, supe que tenía razón que estaba esperando tener un niño.

―¡Felicitaciones a los dos! ―exclamó Tori y Garrett asintió en acuerdo.

―Es una excelente noticia ―nos dijo Alice―. Creo que tendré un hermano, ¿eh?

―Esta vez, por lo menos. ―Sonreí―. Tal vez tendrás una hermana en la próxima.

Los ojos de Alice se abrieron de par en par ante mi comentario, pero sabiamente mantuvo su boca cerrada.

.

Una semana antes de la fecha de parto, estaba dando mi último final del semestre cuando empecé a sentir mi primera contracción. No fue terrible, pero sin dudas muy incómodo que las contracciones de Braxton Hicks que había sentido antes. Tomé varias respiraciones profundas mientras seguía y me apuré a terminar todo lo que podía de mi examen entre ellas. Hasta ahora, venían cada doce minutos, así que no estaba muy preocupada por apresurarme a buscar a Edward e ir al hospital. De todas las clases que tomamos, y por lo que la Dr. Young nos dijo, los primeros partos tendían a tomar bastante tiempo y yo no necesitaba ir hasta que las contracciones fueran cada dos o tres minutos.

Para cuando terminé mi examen, el dolor había aumentado considerablemente, ahora las contracciones venían cada ocho minutos, y estaba segura que los estudiantes a mi alrededor sabían que estaba de parto. Algunos me habían preguntado si necesitaba ayuda e incluso se cambiaron de asientos. Le di una débil sonrisa a mi profesor mientras le entregaba mi prueba y luego me arrastré a través del campus hacia la oficina de Edward.

Y por arrastrar, digo arrastrar en serio. No había sido capaz de caminar bien, ver mis pies, o agacharme en semanas. Me sentía miserable y gorda y cansada de ser pateada en las costillas cada cinco minutos. A mitad de camino por el campus, me golpeó una contracción extremadamente fuerte. Gemí fuerte y recosté contra un árbol para mantenerme de pie. Estaba tan concentrada en respirar lenta y profundamente que no escuché a Alice llamándome hasta que estuvo a mi lado.

―¡Bella! ¿Qué pasa? ¿Estás de parto?

Solté mi respiración y asentí. La sensación de calambre se alivió y miré a su expresión de pánico.

―Estaba yendo a buscar a tu padre. Esa fue peor que las anteriores.

―Deberíamos ir al hospital. Llámalo y nos puede encontrar allí. Mi coche está en ese estacionamiento. ―Apuntó al estacionamiento a unos metros de nosotras y trató de llevarme hacia allí.

Negué con la cabeza firmemente.

―Iré a su oficina, él estará allí. Podemos ir con él.

―Bella, ¡eso es una locura! Deberíamos ir ahora, mi papa puede encontrarnos allá.

―Alice, ¡necesito a Edward! ―espeté―. Por favor, tengo… tengo miedo. Tengo que encontrarlo. ―Mi voz se quebró y cayeron lágrimas de mis ojos.

Comprensión llenó su rostro.

―Está bien, vamos.

Tan rápido como pude, fuimos hacia el edificio donde se encontraba la oficina de Edward. Suspiré con alivio cuando cruzamos el umbral. Mis contracciones eran fuertes y, para este momento, estaba temblando de dolor y miedo. Por mi mente, cruzaban pensamientos sobre mi madre y estaba desesperada por sentir la comodidad y seguridad que la presencia de Edward siempre me daba.

Quil iba caminando en nuestra dirección mientras Alice y yo íbamos por los pasillos. Él me vio justo cuando me detuve para sostenerme contra la pared mientras sentía otra contracción.

―¡Dios mío, Bella! ―Se apuró hacia nosotras―. ¡Lauren, llama al profesor Cullen, ahora! ―gritó mientras llegaba a mi lado―. ¡Apúrate!

Yo era un completo desastre, llorando y gimiendo una y otra vez.

―Edward… necesito a Edward.

―Estoy aquí, amor. Estoy aquí. ―Su voz suave y terciopelada me llegó mientras me jalaba a sus brazos. Me hundí contra él, aliviada.

―Estoy asustada ―le susurré en su cuello.

―Lo sé, cariño, pero no dejaré que nada le pase a ti o nuestro pequeño. ―Me levantó y comenzó a caminar hacia la puerta―. Alice, ¿puedes conducir, por favor?

―Por supuesto, papá.

Nos sentó en el asiento trasero.

―No te preocupes, no estamos lejos. Pronto estaremos en el hospital y conseguiremos la atención que necesitas. ―Presionó sus labios en mi frente y me fundí en él por un breve momento hasta que sentí otra contracción. Edward me abrazó y murmuró palabras tranquilizadoras. A pesar que era tan doloroso como las anteriores, me sentí mucho mejor con él a mi lado.

Cuando llegamos, nos apuraron a registrarnos y nos instalaron en una habitación. Opté por una epidural y al fin pude relajar mis músculos cuando hizo efecto. Recostándome en la cama, entrelacé mis dedos con los de Edward y cerré mis ojos para concentrarme en descansar mientras podía. Todavía tenía miedo ante lo que podía pasar durante el parto, pero era un alivio increíble no tener que sentir tanto dolor.

La Dra. Young llegó poco después y metió su mano por mi sexo para ver cuánto había dilatado. Me sorprendí cuando anuncio que ya tenía diez centímetros.

―El bebé está en lugar para nacer, pero quiero preparar unas cosas antes que empieces a pujar. Ten en cuenta que incluso si empiezas a pujar, puede llevar un par de horas antes que salga. O puede tomar unos minutos. Es por eso que quiero estar preparada para cualquier cosa.

Tragué saliva y asentí. Ella me dio una sonrisa tranquilizadora y salió de la habitación.

―Edward ―dije en voz baja.

―Estoy aquí, Isabella. Todo va a estar bien. Recuerda, la Dra. Young cree que tu madre tuvo la hemorragia debido al desprendimiento de la placenta y no hay vínculo genético con eso. Tampoco tienes signos de ello. No hay señales de que algo ande mal. Trata de no preocuparte y concéntrate en traer a nuestro niño al mundo.

Cuarenta minutos después, quince de los cuales las pasé pujando, un lloriqueo hizo eco en la habitación y me puse a llorar mientras veía a mi bebé por primera vez. Incluso cubierto de sangre, con la cara roja, y tenia una mata de pelo oscuro en su cabeza, él era tan hermoso que me dolía el corazón. Edward cortó orgullosamente el cordón umbilical mientras que la Dra. Young limpiaba a nuestro hijo y luego se lo entregó a Edward.

Con mucho cuidado camino a mi lado y colocó al bebé en mis brazos.

―Oh, Edward, es tan hermoso. Es perfecto ―lloré.

―Lo es. Lo hiciste tan bien, amor. ―Instintivamente, el bebé movió sus brazos y pidió alimentarse. Lo moví hacia mi pecho y le ayudé a prenderse correctamente. Era una sensación interesante tenerlo succionando y estaba contenta de haber tomado una clase de lactancia así sabía qué esperar y cómo ayudarlo. Una vez que terminó, parpadeó con sus ojos color azul grisáceo y se durmió antes de ser rudamente despertado después cuando nuestra enfermera regresó a tomar todos sus signos vitales, darle sus vacunas, y completar su limpieza.

Horas más tarde, nos habíamos instalado en una habitación de recuperación cuando hubo alguien llamó a la puerta. Entraron Alice, Garrett y Tori. Me sorprendí de ver a Garrett y levanté mis cejas cuando lo vi de la mano con Alice. Aunque ella y yo habíamos reparado nuestra relación, no éramos para nada cercanas a lo que habíamos sido. Me preguntaba por cuánto tiempo habían estado saliendo, pero estaba feliz por ella. Sabia que le había sido difícil superar la ruptura con Jasper, se había dado cuenta que estaba mejor sin él.

―Hola, chicos. ―Sonreí―. Tenemos a alguien que queremos que conozcan. ―Edward sonrió desde su lugar a mi lado. Otro golpe en la puerta nos hizo pausar―. Adelante ―dije en voz alta.

―¡Hola, Bells! ¿Cómo te sientes, niña? ―preguntó mi papa mientras caminaba hacia mí sonriéndome.

―Estoy muy bien. ―Miré hacia el pequeño bulto en mi brazos―. Todos, estamos encantados de presentarles a Masen Anthony Cullen. ―Lo moví así todos podían verlo.

Hubo un coro de "oohh" y "aww", diciendo lo hermoso que era. Mi padre fue el primero en sostenerlo y se sintió orgulloso de ser abuelo. Alice derramó algunas lágrimas mientras saludaba a su nuevo hermanito por primera vez. Yo estaba ansiosa por tenerlo de vuelta en mis brazos y creo que todo el mundo se dio cuenta porque me lo devolvieron en poco tiempo.

Cuando estuvimos solo los tres de nuevo, me incliné contra Edward más feliz de lo que nunca imaginé que podía ser.

.

Cinco años después…

―Bienvenidos a Introducción a las Estructuras III. Soy su profesor, Edward Cullen. Este año, mi asistente es Isabella Cullen. ―Edward hizo un gesto hacia mí y me puse de pie y sonreí a la clase. Ya podía ver a algunos estudiantes tratando de ver si era su hija… o algo más, así que levanté mi mano izquierda para dar un pequeño saludo, viendo como algunos de los estudiantes observaron el anillo en mi dedo.

Era mi primer semestre como estudiante de posgrado después de un tiempo más de lo normal para conseguir mi licenciatura debido al tiempo libre que había tomado para nuestra familia. Estuve feliz por la flexibilidad, pero también estaba emocionada por seguir avanzando en mis sueños y convertirme en arquitecta. Edward revisó el programa y respondió a un par de preguntar antes de dar por terminada la clase.

Ni bien la puerta se abrió, dos pequeñas figuras corrieron adentro.

―¡Mamá! ―gritó Masen y lo tomé cuando saltó a mis brazos.

―Papa, papa, papa, ―cantó Esme, nuestra pequeña de dos años, mientras gateaba tan rápido como podía para llegar a Edward. Ella era la viva imagen de él con su cabello castaño y ojos verdes. Masen también había heredado los ojos de Edward y amaba que ahora tenía tres pares de ojos verdes para mirar,

Alice caminaba detrás de los niños con una sonrisa.

―Los retiré de la guardería ―dijo, encogiéndose de hombros.

―¡Y comimos helado! ―anunció Masen con entusiasmo.

―Eado ―repitió Esme.

Me volví hacia Alice, levantando una ceja.

―Gracias por eso.

Ella sonrió.

―No hay problema. ¿Para qué están las hermanas mayores? No es como si fueran a casa conmigo esta noche. ¡Dios mío! ¿Sabes que Mae tiene un novio? Este niño, Carlisle, la sigue a todos lados como si fuera el sol, la luna y las estrellas. ¡Es adorable!

Me reí al ver la expresión oscura de Edward. Uno pensaría que como ya había criado un niña y se había casado conmigo, sabría que no se podía detener al verdadero amor, pero él era tan protector por esta segunda vez.

―Así que, ¿cuándo volverán los hermanitos para una pijamada? ―preguntó Alice mientras caminábamos hacia la salida.

No podría haber estado más feliz ante como era Alice con sus hermanos y si tenia que lidiar con helados y altos niveles de azúcar, que así sea. Me preguntaba como iba a tomar la noticia de un tercer hermano o hermana que llegará en unos siete meses. Estaba emocionada que íbamos a tener otro bebé, Edward y yo siempre nos divertíamos mucho creándolos… y también practicando. Ahora podemos simplemente expandir nuestras aventuras sexuales.

Mi sonrisa se ensanchó mientras acurrucaba más cerca a Masen y Edward, que caminaba con Esme en sus brazos, envolvió su brazo alrededor de mi cintura y caminamos todos juntos hacia la salida. Me guiñó un ojo con complicidad. Sip, un pequeño más sería la perfecta adición para completar nuestra familia.

.

.

.

Y eso fue todo. Gracias por leer :)

Mil gracias a todos los reviews, me alegra que haya gustado.

¡Nos vemos en otras traducciones!

Este capi se lo dedico a mis perverts: Sool, Solecito, Jeaneth, Yeya, Yoa, Eve y YOa... sin este fic, no creo que las hubiera conocido y ahora fueramos casi hermanas aunque vivamos lejos de las otras. Las amodoro!