Después de casi dos años, le pongo el punto y final a esta traducción. Espero que hayáis disfrutado tanto de ella como yo traduciendo la historia. Me gustaría que me dejarais un comentario diciendo qué os ha parecido, y en qué podría mejorar mi manera de traducir ^^ Así las próximas me saldrán mejor. Gracias a los que habéis leído desde el principio, a los que os enganchasteis a la mitad y a los que encontréis la historia cuando cuelgue este capítulo. Gracias por leer. ¡Nos vemos en otra historia!

Aviso: ¡No me pertenece nada! La historia es de kate882 :)

Punto de Vista de Jay

Mis ojos se abrieron como platos, pero nada más delataba el shock que sentía por dentro. La habían matado, seguro. No podía creer que no confiaran en mí lo suficiente para decírmelo.

¿Y por qué habrían de hacerlo cuando estaba en el colegio? ¿Qué sucedería si hubiera pasado algo? Bueno, algo que no fuese interno. ¿Qué si hubiera muerto en medio de clase?

- ¿Estás bien? – me preguntó Brody, notando mi shock momentáneo.

- Sí, perfectamente – respondí.

- ¿Seguro? – arqueó la ceja.

Me limité a hacerle un gesto con la mano y se encogió de hombros.

- ¿Estás bien?

Miré a mi madre con expresión acusadora.

- La matáis cuando estoy en el colegio, sin saber qué va a pasar, ¿y esperáis varias horas a que salga para preguntarme si estoy bien? Y traes a un montón de gente para hacerlo – dije mirando a las caras preocupadas de Adrian, Christian, Sydney, Dimitri, Eddie, Mason y Lissa.

- Bueno, ¿pero estás bien? – preguntó Lissa.

- Sí, lo estoy – les dije.

- Tu aura es distinta – dijo Adrian bizqueando.

- Tendrá algo que ver conmigo teniendo el espíritu – dije tan calmado como fue posible.

- ¿Qué? – preguntó Mason anonadado.

- Supongo que a alguna parte tenía que ir, y dónde mejor que al compañero de vínculo – razoné.

Las horas de clase después de que la mataran me habían dado tiempo para pensar en ello. Tenía sentido que la magia elemental se dispersara en el ambiente, pero el espíritu no lo era. Tal vez algunas de esas curas milagrosas sucedieran cuando moría un usuario de espíritu. Tal vez fuera al compañero de vínculo si tenían uno. Parecía más razonable que la teoría de la dispersión.

- ¿Cómo sabes que lo tienes? – preguntó Dimitri -. Lissa y Adrian no lo sabían hasta que se lo dijeron – señaló.

- Eso es verdad, pero tampoco sabían qué estaban buscando; nunca se había oído sobre ello. Ambos me han contado cosas así que cuando noté algo nuevo en mí, estaba bastante claro lo que era – hice un pausa -. Podría hacer una prueba si queréis, pero no estoy muy seguro de cómo – dije sopesando las posibilidades.

- Eso depende de qué quieras hacer con ello. Lissa aún no puede caminar en sueños – dijo Adrian tratando de ayudarme.

- Pero soy mejor sanadora – bufó Lissa en respuesta.

Mamá me miró fijamente.

- No creo que sea para tanto – les dije con sinceridad -. Tengo poderes especiales, bien por mí. Si puedo curar gente seré el guardián ideal porque puedo luchar y curar, pero no planeo usarlo de continuo. No me apetece volverme loco – dije.

- ¡Pero tienes que practicar! – exclamó Lissa, emocionada de tener otro usuario de espíritu.

- ¿Por qué? – pregunté.

- Podrías ayudar gente – dijo como si fuera la cosa más obvia del mundo.

- Sí, supongo que podría; pero he visto lo que puede hacer el espíritu. No trato de sonar mezquino, pero mamá solía ser sobrepasada por la oscuridad que la rodeaba, tú estabas deprimida y te cortabas y hasta que Adrian encontró a Sydney bebía para olvidar sus problemas y cuando no decía cosas que nadie entendía. Sonya se convirtió en Strigoi solo para escapar de la influencia del espíritu, por poner ejemplos. No quiero hacerme eso a mí mismo – les dije cruzando los brazos.

- Es sin duda tu hijo, Dimitri – dijo Eddie.

- Sí, ¿pero por qué lo mencionas ahora? – preguntó Dimitri ladeando la cabeza.

- Por todo el razonamiento y aprender de los errores de otros – explicó.

- Sí alguien está herido por supuesto que lo curaré – señalé.

- Pero sin práctica, ¿cómo vas a ser capaz de hacerlo? – preguntó Lissa.

- Trajiste a mi madre de entre los muertos antes de que nadie supiera lo que era el espíritu.

- Era una circunstancia excepcional – dijo exasperada.

- Puedo ver a dónde quieres llegar. Ella es tu mejor amiga, así que la adrenalina de la situación tuvo mucho que ver. Además, ya habías curado al cuervo antes – respondí.

Pareció perdida por unos instantes pero enseguida se acordó.

- Así que en caso de necesitarlo lo usaré, pero no voy a practicar y arriesgarme a hacerme algo malo a mí mismo – dije, satisfecho de que mi razonamiento fuera tan bueno.

- Tiene sentido – me apoyó Adrian.

Estaba bastante aliviado de que no se hubiera sentido ofendido por lo que dije.

- Creo que debería hacer lo que quiera – miré sorprendido a mi madre -. Tiene razón en que ocurren cosas malas si un usuario de espíritu utiliza demasiada magia. Todos hemos visto a Tasha; perdió la cabeza completamente. No quiero que eso le pase a él – dijo.

Le sonreí.

- Gracias – murmuré abrazándola.

- ¿Así que eso es todo? ¿No estás herido? – preguntó Mason.

Me reí.

- No, estoy bien. No te preocupes.

- Un momento. ¿Qué pasa con la oscuridad que ha quedado? – preguntó Sydney.

Me reí aún más.

- La habéis visto. ¿Crees que puede haber más? – pregunté -. Supongo que se rindió a ella y la usó toda – le dije.

- ¿Se puede hacer eso? – preguntó Dimitri.

Mamá pensó en ello por unos instantes.

- Sí, supongo que sí.

- Pues ahí lo tenéis – dije -. Y si no os importa, tengo que irme a un sitio.

- ¿Adónde? – preguntó Adrian.

- Voy a salir con Alexia – sonreí mientras me marchaba.