¡Hola a todo el mundo! Durante este tiempo me he dedicado a analizar las posibles variantes dentro de esta loca, retorcida y deprimente historia (¿Y cuando mis ff no han sido así? XDD).

Quiero decirles que esto está basado en ¿qué creen? ¡Sí! Una canción jajaja no hay cosas nuevas en ese aspecto. Bueno, la canción se llama, precisamente, 'Hoy' y es de un grupo amateur (del amigo de mi hermano) que algunos años atrás se llamaba Mitofilia. Después hago los preparativos para que puedan escucharla.

No más que decir, sólo que espero que para los amantes del B*SxT sea de su agrado y para los que ya me conocen también y para los que se anexan apenas… pues igual XDD.

Disclaimer: Soul Eater no me pertenece, ese es de Atsushi Okubo.

Prólogo

La primera vez en que Black Star se armó de valor para preguntar respecto a su origen fue después de una pelea. El chico apenas tenía escasos seis años y se le había lanzado a golpes a otro niño que, en medio de burlas, le acabó llamando hijo de un asesino.

Black Star apretó los puños y sin pensarlo dos veces lo derribó de un solo golpe. Se necesitó de varios profesores para poder quitárselo de encima y aún así todavía pataleó y manoteó en medio de los brazos de los adultos.

Para cuando Sid entró al aula donde habían confinado al ojiazul todavía lo encontró con el ceño malhumorado y cruzado de brazos. El joven profesor suspiró resignado al ver en ese estado a su entenado.

–¿Puedes decirme qué cosa hiciste hoy? –preguntó tratando de entender las acciones del niño que, a esas alturas, comenzaba a hacerse fama de rebelde y malcriado.

–¿Y tú puedes decirme quién soy en realidad? –soltó sin dejar muchas opciones a respuestas bien pensadas.

De hecho, Sid se quedó sin qué responder. Perplejo, parpadeó un par de veces y, tomando asiento en la silla que se encontraba justo enfrente del niño, le miró directamente a los ojos. De algún modo pudo vislumbrar un atisbo de madurez nada propia en un niño de su edad.

–Me has dicho que soy Black Star, del clan Star, pero no me has dicho nada más que eso. Cuando alguien hace un comentario al respecto tú o incluso Shinigami cambian la conversación y hoy… –el chico apretó los puños y enarcó aún más las cejas–. Hoy un niño de la clase me llamó hijo de un asesino.

–Tu padre –interrumpió Sid–, era un buen hombre. Pero a veces los adultos cometemos errores por distintas razones.

–¿Quién era mi padre? –preguntó de nuevo el niño. Su tutor suspiró, resignado a no poder seguir callando.

–El nombre de tu padre era White Star. Un guerrero formidable, al igual que su clan. Pero pronto la sed de superación, de poder, les hizo desviarse del buen camino. Fue así que cuando no encontraron a alguien más poderosos que ellos, comenzaron a devorar almas inocentes y sabes lo que eso significa ¿verdad, Black Star?

Sid le miró con cautela, tratando de averiguar lo que pensaba su protegido con cada una de sus palabras. Ante el silencio (aunque esperado), el profesor comenzó a pensar que tal vez no había sido muy buena idea relatarle la verdad.

–Shibusen los aniquiló. Si estaban devorando almas inocentes lo tenían bien merecido –respondió con voz metálica el de cabellos rebeldes. Quizás en el fondo ni el mismo comprendía completamente lo que acababa de decir.

–Escúchame, Black Star –dijo Sid, poniéndose de pie y tomando al niño por los hombros–, no debes odiar a Shibusen o a Shinigami sama por lo ocurrido.

–No lo hago, conozco las reglas y además, ha sido gracias a ti y a los cuidados de Shibusen que sigo vivo y por ello estoy aquí –respondió con una sonrisa de medio lado.

Sid le siguió mirando por unos segundos más. Ahora era él el que trataba de comprender lo que estaba sucediendo, pero finalmente, le sonrió para luego abrazarlo. Black Star le correspondió el gesto.

–¿Así que mi clan era fuerte? –preguntó, su voz se escuchó viseada debido a que su rostro permanecía oculto entre las ropas del joven profesor.

–El más fuerte –respondió Sid. Black Star sonrió.

–Entonces yo haré que nadie más olvide a mi clan. Lo haré resurgir del odio y entonces todos volverán a respetar al clan Star.

–Sé que lo harás. Te convertirás en el Técnico más fuerte que alguna vez Shibusen haya visto –animó Sid y, pasándole el brazo por los hombros, lo condujo fuera del aula.

El agua en el estanquillo y la caña de bambú al caer por el peso del mismo líquido fue lo único que rompía con el silencio del aire. Unas manos delgadas y finas terminaron de preparar el té para después verterlo en un vaso tradicional japonés. Luego, el mismo, fue entregado a otras manos que, a diferencia de las que lo prepararon, eran más hoscas; al recibirlo nuevamente, fue ofrecido a un tercer par de manos, estas más pequeñas que sus antecesoras.

–Tsubaki, la camelia, la flor sin aroma –dijo el que al parecer era su padre, al tiempo en que le entregaba el té ceremonial.

La pequeña Tsubaki tomó con timidez la ofrenda, no sin antes corresponder con una pequeña sonrisa. Miró a su padre de forma respetuosa.

–Serás la portadora de las técnicas de la familia Nakatsukasa. No queda otra cosa más que confiar en que lo harás bien –siguió diciendo su padre.

–H-haré mi mejor esfuerzo, papá –mencionó la niña.

De respuesta recibió un ademán que ella entendió como un permiso para tomar el té. La ceremonia se consumaría con eso. Tsubaki no pudo dejar de sentirse culpable por su hermano, a quien ella seguía considerando el legítimo heredero de la casa.

Ella… ella solo era una flor sin aroma, sin sentido.

–De ahora en adelante, comenzará un largo recorrido para ti –habló su madre–. Serás un arma al servicio de la humanidad, vivirás siempre bajo la sombra del que será tu Técnico. Él te guiará y sabrá lo que es mejor para ti.

–Nunca lo olvides, Tsubaki –agregó su padre–. Porque el día en que lo hagas, será tu fin.

–No lo haré, nunca lo olvidaré. Mi lealtad será para mi Meister, nunca lo abandonaré, seré como su sombra; siempre fiel, a su lado –recitó la niña en medio de una sonrisa que nunca más la abandonaría.

Tsubaki, sin embargo, miró el fondo del vaso de barro. Quedaba un poco de té todavía dentro. Notó también su propio y pequeño reflejo. Siempre fiel ¿Eso era todo lo que le esperaba en la vida?

La risa estruendosa que provenía desde lo más alto del Shibusen no solo llamó la atención de una joven Tsubaki, sino también la de todos sus demás compañeros. Le simpatizó el ver que se trataba de un chico, –casi un niño– de cabellos alborotados y de un color bastante extraño y llamativo.

La morena no pudo reprimir una media sonrisa, esta vez un poco más sincera que todas las que adornaban siempre su pálido rostro.

–Soy el Gran Ore Sama –dijo el chico para después volver a reír a carcajada limpia–. ¡Y estoy destinado a superar a los dioses, seré más grande que todos ellos!

–Ya va otra vez ese loco –escuchó Tsubaki a uno de los chicos que estaban detrás de ella.

–Yo escuché que proviene de una familia de…

–¡Shh! –calló un tercero– ¿No supiste lo que le pasó al último que hizo un comentario al respecto?

–Es verdad, es verdad. Mejor será que nos larguemos y le dejemos solo –dijo el que había empezado a hablar.

Poco a poco la morena notó que los que le rodeaban iban retirándose, hasta que solo quedó ella. No quiso hacerles caso, ella no era de la clase de personas que se dejaban guiar por lo que los demás decían. Se atrevió a dar unos cuantos aplausos tras que el discurso del niño terminó.

Él bajó de un salto (¿o quizás había caído estrepitosamente con la punta que adornaba la torre más alta?). Por un instante se miraron a los ojos, hasta que el niño le sonrió, enseñando la dentadura en el proceso.

–Soy Black Star, Técnico –dijo el chico, señalándose el pecho con el pulgar.

–Mi nombre es Tsubaki Nakatsukasa, Arma –respondió con una sonrisa. Pensó entonces que el haber permanecido hasta ese momento era como una especie de prueba del destino.

Técnico y Arma se habían encontrado…

CONTINUARÁ…

Notas de la autora:

Bien, un pequeño prólogo para establecer el pasado de nuestros personajes. A partir del siguiente ya entramos en materia. El propósito de esta historia es que se desarrolle un sentimiento ambiguo hacia B*S. Aclaro que él me cae muy bien (aunque no tanto como Kid) pero hay que reconocer que al chico hay que tenerle mucha paciencia XDDD ¿Qué pasaría si algún día a Tsubaki se le termina?

Trataré de enfocarme más en la psicología de ambos personajes. Espero poder lograrlo. De todas formas todas sus sugerencias serán bien recibidas n.n

Solo me resta decirles dos cosas. ¡Sean bienvenidos y dejen reviews!

Matta au!