Disclaimer : Atentos porque solo lo pondre en este cap y es valido para el resto del fic, que no me gusta repetirme. Supernatural no me pertenece, ni la idea, ni la serie, ni los personajes, ni los actores, ni nada de nada. Estaria forrada si asi fuera y desde luego tendria a esos dos aqui conmigo, a salvo y ligeritos de ropa. Este fic se hizo sin animo de lucro, solo es que me aburria. Es Wincest, asi que al que no le guste el genero, por ahi esta la puerta y no te des con ella en el culo al salir. Al que le guste, bienvenido y que lo disfrutes!!

Capitulo 1.

Oklahoma. Dean Winchester dio otra vuelta a la manzana, comprobando que no hubiera carteles de "Se busca" con su foto o con la de Sam. Habían tenido que salir a toda prisa de Milwaukee por culpa de Henricksen. Solo esperaba que tardara en encontrar su rastro o no podrían seguir haciendo su trabajo. Rechino los dientes al recordar al agente del FBI y las ofensivas palabras que había utilizado para hablar de su padre. Si no hubiese sido por la situación en la que se encontraba y que Sam estaba con él en el banco, hubiera salido solo para darle una paliza a aquel tipo. Pero era lo que Henricksen buscaba y Dean fue lo bastante listo como para no caer en la trampa.

Volvió al motel donde se alojaba con la cabeza gacha y el cuello de la cazadora levantado, tanto para esconder su rostro como para resguardarse del frio y de la lluvia que caía en ese momento. Al entrar en la habitación lo recibió un golpe de calor, procedente de la estufa, y sonrió de gusto. Se sacudió el agua como si fuera un perro y miro a su hermano, que estaba con los ojos pegados al portátil. Suspiro, desanimado. No podía dejar de pensar que había arrastrado a su hermano en todo ese lio, poniéndolo en peligro, que es justo lo contrario de lo que llevaba haciendo toda su vida. Tenía que proteger a Sam. Como fuera.

Su hermano levanto la vista del ordenador y le sonrió con expresión agobiada, antes de volver a agachar la cabeza al portátil. Dean se sorprendió a sí mismo, respondiendo a la sonrisa de su hermano y quedándose mirándolo embobado. Mirando su cara de concentración mientras investigaba, como sus labios se movían imperceptiblemente mientras leía en la pantalla y como se apartaba el pelo de los ojos cuando un mechón rebelde le caía en la cara. Confuso se dio la vuelta para soltar su chaqueta, diciéndose a si mismo que necesitaba salir mas y que Sam debía cortarse el pelo.

- ¿Hay algo interesante? – le pregunto, mientras cogía una cerveza de la nevera.

- Me temo que sí. El FBI no ha perdido el tiempo. Ha emitido órdenes de busca y captura para ti. – Dean dio un sorbo a su cerveza, tranquilo. Esa información ya se la esperaba.

- ¿Y tú? – Sam hizo un mohín.

- A mí me ponen de cómplice, pero por la fuga. No creo que estén seguros de que estuviera dentro del banco. – Dean suspiro aliviado.

- Mejor. Así al menos uno de nosotros podrá salir. – Sam arqueo las cejas. – Bueno… aparte de eso… ¿hay algo interesante? – el pequeño suspiro. Era imposible conseguir que su hermano dejara de trabajar una temporada para poder esconderse mejor, hasta que se calmaran las cosas. El encierro y la inactividad eran los peores enemigos de Dean Winchester. Intentar encerrarlo era como encerrar a un tigre salvaje.

- Bobby me ha comentado algo sobre unos espíritus en Louisiana. Se han producido varios robos perpetrados por distintas parejas que, una vez realizados los robos y la policía los ha atrapado, han dicho no recordar nada del asunto. – como Dean le miraba con cara de "¿Y qué?", Sam prosiguió. – Ha pasado cuatro veces en los últimos dos meses. Cuatro parejas distintas, sin antecedentes de ninguna clase que de repente les ha dado por robar y luego no recuerdan lo que hicieron ni porque.

- Uhm… ¿espíritus ladrones que quieren seguir robando después de muertos? Un poco rarito, ¿no?

- Puede… pienso que es interesante. Pero si quieres que nos quedemos aquí, sin hacer nada… - Dean dio un respingo y se termino la cerveza. ¿Quedarse? ¿Ahí aburrido?

- No. Iremos a investigar. Solo por si acaso. ¿Louisiana?

- Louisiana.

Louisina. Los dos Winchester estaban sentados en un bar, tomando una cerveza mientras discutían sobre el caso. Dean lanzaba dardos a una diana y Sam estaba con los ojos pegados a su portátil.

- Este caso apesta, tío. No tenemos ni una pista. – mascullo el mayor lanzando un dardo que dio muy cerca del centro. Sam levanto la vista de la pantalla para replicar algo. Pero Dean escogió ese momento para sacarse la cazadora y quedarse solo con una camiseta de mangas cortas.

Sam siguió con la mirada como cogía otro dardo y estirar el brazo para lanzarlo con infalible puntería. Los músculos de su brazo se hicieron más visibles con el movimiento y a Sam se le seco la boca. Dean se volvió para coger su cerveza y sonrió divertido.

- ¿Has visto? ¡En todo el centro! – exclamo alegre, señalando a la diana. Sam parpadeo confuso y compuso una sonrisa insegura.

- Si. Genial… oye… creo que si tenemos una pista. – Dean arqueo las cejas y se acerco, consiguiendo que a Sam le diera un extraño vuelco el estomago.

- ¿Uh? ¿Cuál?

- Según los informes policiales, a todas las parejas las detuvieron en el mismo punto de una carretera secundaria cerca de Bienville Parish.

- Uhm… habrá que investigar eso. – Dean se estiro, subiendo los brazos y crujiéndose los nudillos. Su camiseta se le pego aun mas al pecho y se le subió unos centímetros, dejando bien a la vista su estomago. Sam volvió a parpadear.

- Er… tío… ¿Cuánto hace que tienes esa camiseta? – su hermano lo miro extrañado por el cambio tan brusco de conversación.

- No se… un siglo… ¿a qué viene esa pregunta?

- Viene a que te queda pequeña. Deberías comprarte algo de ropa nueva. – Dean se tiro de la camiseta y se la miro.

- ¡Que va, tío! Pero si ni está rota ni nada. Y no me esta pequeña. ¿No estarás insinuando que he engordado? – pregunto, levantadose la camiseta y mirándose el estomago. Sam miro los bien formados abdominales de su hermano y enseguida desvió la vista, poniéndose a recoger y guardar el portátil. Inexplicablemente se había sentido incomodo.

- Si. Estas enorme.

- Capullo.

- Imbécil. Esta vieja y demasiado pegada. – Dean sonrió.

- A las chicas les gusta. – Sam bufo.

- Queda cutre. Eso no le gusta a nadie. Vamos a comprarte algo decente y luego a investigar lo de esa carretera. – Sam salió del bar. Dean lo seguía aun mirándose la camiseta. Para él era perfecta. Cómoda y simple. ¿Qué le pasaba a su hermano con la dichosa camiseta?

- Luego dirás que yo soy el mandón… - refunfuño detras de él.

Los chicos entraron en una tiendecita de ropa masculina. Dean gruño al ver la ropa que ahí vendían. Todo camisas de vestir, pantalones de pinza, chaquetas… todo muy pijo para su gusto. Ahí no había nada que él pudiera usar para las cacerías. ¿En qué demonios pensaba su hermano? ¿Estaría poseído y el no se había enterado? Sam empezó a mirar camisas. Dean puso los ojos en blanco y fue hacia su hermano.

- ¡Ey, Sam! – le susurro. - ¡Vámonos! ¡Hay trabajo que hacer! – pero su hermano paso de él y siguió mirando ropa. Dean volvió a gruñir. - ¡Sam! ¡Esta ropa apesta, tío! Es todo demasiado pijo… - resoplo, estremeciéndose. Sam soltó una risita.

- ¿Qué tiene de malo esta ropa? Te podías vestir bien, para variar…

- Me has traído aquí para fastidiarme, ¿verdad?

- Por supuesto.

- Perra…

- Tarado… - Sam sonrió y tiro de la manga de la cazadora de su hermano. – Vamos… la ropa normal esta en el otro pasillo.

Continuara...