este es mi primer fic que público en facfiction. Espero que os guste. es un HyH.

todos los personajes creados por JKRowling le pertenecen... bla bla bla ya sabéis todos como continua. ha excepción de lo que he creado yo, que me pertenecen a mi persona. por dios que egoista soy... XD

bueno pues aquí empieza mi historia

PROLOGO:

Un joven, de cabello negro azabache, estaba tumbado en una cama. Abrió lentamente sus ojos verde esmeralda, intentaba ver alguna cosa familiar, que le hiciera recordar donde estaba y lo más importante, el porque. Pero lo veía todo borroso, como si le faltara algo.

Se dio cuenta que le faltaban sus lentes, pero a la vez se dio cuenta que alguien le agarraba dulcemente la mano, su piel era perfecta, suave, incapaz de pensar en cualquier otro adjetivo que describiera esa mano.

Estiró su brazo libre, intentando encontrar sus gafas para reconocer a la persona, a cada movimiento todo su cuerpo se retorcía de dolor, no le importaba, quería ver de quien era esa perfecta mano, pero una embriagadora olor le rodeó, inconfundible para él. –Hermione. Balbuceó el chico.

Consiguió alcanzar sus anheladas lentes, para poder ver la hermosa cara de la persona que mas amaba en el mundo.

Por fin lo consiguió, la veía perfectamente, estaba dormida, se le dibujaba una pequeña sonrisa en sus labios sensuales, sentada en una silla a su lado.

El joven desvió la mirada para ver si sabían donde estaba. Era una habitación muy limpia, bastante grande, las paredes eran blancas. Miró a su derecha y vio unas camas vacías. Entonces entendió que estaría en un hospital, seguramente en San Mungo. Muchas preguntas venían a su mente, porque él estaba allí? Que había sucedido? Cuanto tiempo llevaba allí?

Se giró otra vez para contemplar el hermoso rostro de su amiga, la persona que más amaba. Pero vio que otra persona estaba tumbada en la cama de al lado, la restante de esa habitación. Poco a poco se iba incorporando para ver el rostro de susodicha persona. Entonces lo vio perfectamente, era un muchacho de su misma edad, pelirrojo. De repente un montón de imágenes le vinieron a su mente: Hermione siendo golpeada por un crucio, Ron desmayado en el suelo, la muerte de Severus y como mató a Voldemort...

Le dolía mucho la cabeza, no se parecía en nada a la sensación de dolor de su cicatriz, sino que era más profunda. Vio como en el regazo de la joven de pelo castaño, mucho más liso que cuando la conoció, descansaba una edición del profeta. El titular era "PAZ, dos meses después de la derrota de Voldemort", más abajo continuaba "como ya sabrán a estas alturas, el mago tenebroso fue derrotado definitivamente por el niño-que-vivo. Malogradamente, Harry Potter, aún permanece en coma, por las heridas producidas en la dura batalla..." el artículo aún continuaba pero Harry se detuvo, no quería leer nada más, no quería recordar nada más. Dos meses habían pasado desde esos sucesos, Dos meses desde su graduación en Howgarts.

Se levantó a duras penas de la cama, cogió una capa y un sombrero. En su mano apareció un trozo de pergamino y una pluma y empezó a escribir a pesar del dolor al escribir cada palabra de esa carta, tanto físico como del corazón.

Al terminar la dobló y la depositó encima de la almohada.

Se acercó a Hermione, delicadamente para que no se despertara, la besó en la frente. El moreno grabó en su mente la imagen de su amada feliz, le ayudaría a sobrevivir durante el tiempo que no la podría ver. Sabía perfectamente el porque debía marcharse, sentía un gran dolor en el corazón tener que separarse de ella, encima ahora que no viviría perseguido por Voldemort. Pero debía hacerlo...

-Perdóname... susurró el joven antes de marchar por la puerta. Apenas se mantenía en pie. Cada movimiento que hacía era como si recibiera una maldición cruciatus, pero tenía que salir de ahí.

-mmmm... murmuró la joven.

Alguien le golpeaba la espalda insistentemente.

-Hermione, Hermione, despierta por favor! Decía una voz muy conocida por ella.

-que pasa Ron, estaba soñando que Harry se despertaba. Dijo ella, evitando abrir sus ojos para que esa imagen no desapareciera.

-pues puede que lo haya hecho!

-que!

La castaña se levantó de golpe, abriendo sus ojos, intentando encontrarlo en un rincón de la habitación, con esa sonrisa que la cautivaba.

-donde está? Se lo han llevado? Le ha pasado algo? Dijo ella girándose nerviosamente, agarrando fuertemente el brazo de su amigo pelirrojo.

-Hermione suéltame me haces daño. Dijo Ron intentando soltarse de ella, le dolía aún el cuerpo, por las maldiciones que recibió.

-perdona Ron, sabes algo?

-no Hermione, me levanté y no lo vi, he llamado a una enfermera por si sabe alguna cosa acerca de él.

Oyeron como se abría la puerta de la habitación. Una enfermera bastante mayor entró por ella, colocándose bien las gafas que llevaba.

-que le sucede señor Wesley, cual es el motivo de su llamada?

-donde han trasladado a Harry.

-perdone sr. Wesley, pero nosotros no hemos trasladado al sr. Pot... la enfermera giró a mirar su cama, pero no encontró a nadie en ella, se quedó con la boca abierta, sin saber que decir.

-que quiere decir con que no lo han trasladado? Preguntaba Hermione fuera de sus cabales.

La enfermera abandonó la habitación sin antes susurrar para ella misma -tengo que ir avisar de la desaparición del joven Potter.

-como? Preguntó Ron sin respuesta alguna, pero tampoco la esperaba.

-lo han secuestrado, lo han secuestrado... repetía una y otra vez Hermione.

"cálmate por un segundo y piensa" se dijo a si misma, para intentar responder a lo sucedido.

Se iba agachar para recoger el profeta, que seguro estaba por ahí. Pero se equivocó, lo vio al pie de la cama como si alguien hubiera mirado la portada.

Buscó por la cama, por si encontraba alguna pista, hasta que vio la carta depositada encima de la almohada.

Pasaron unos minutos. Tonks, Remus, Arthur y Molly corrían por los pasillos de la cuarta planta del hospital de San mugo, planta para los heridos de hechizos. Iban en dirección a la habitación 29, donde se encontraban hospitalizados Ron y Harry. Habían recibido la alerta del hospital que le había sucedido algo a Harry.

Por fin llegaron, abrieron la puerta rápidamente intentando, que alguien les explicara que había sucedido...

Pero al ver la situación, se detuvieron unos segundos antes de preguntar, no veían a Harry por ningún lugar.

Hermione estaba de rodillas en el suelo, apoyada en la cama de Ron. Llorando como nunca habían visto llorar alguien, el pelirrojo intentaba consolarla, con alguna palabra y acariciándole la larga melena castaña que reposaba encima de la cama.

-lo han secuestrado? Preguntó Remus sin más dilación, esperando alguna respuesta de Ron, no creía que la joven pudiera articular palabra alguna. El pelirrojo solo negó con la cabeza.

-Ha... ha... mu... Molly no se atrevía a terminar de decidir esas palabras fatídicas, Harry era un hijo más para ella.

Ron nuevamente negó con la cabeza y señaló un trozo de pergamino a los pies de su cama.

Tonks se acercó a Hermione, le acariciaba suavemente la espalda.

Remus cogió el trozo de pergamino y empezó a leer, Arthur y Molly se acercaron a su amigo para poder leer también esa misteriosa nota.

"queridos amigos:

Siento mucho tener que escribiros estas líneas, porque que me voy, no me busquéis por favor, tengo que meditar sobre mis actos, y con vosotros a mi alrededor no podría analizarlos fríamente.

No os preocupéis estaré bien, regresaré, os lo prometo.

Harry potter"

-Maldito niñato egoísta y cobarde. Dijo Remus enfurecido, al terminar de leer la carta apretó el puño transformando la carta en una pequeña bola de papel.

Con el enfado de Remus, nadie prestó atención que la puerta se abrió.

-se ha marchado verdad? Dijo una voz calmada como si lo supiera todo, "Harry has hecho la elección adecuada" pensó él.

-Dumbledore! Grito Remus aún enfadado con esa tormentosa lectura.

-Remus cálmate y Harry, no ha sido egoísta ni cobarde en ningún momento.

Hermione al oír esas palabras, paró de llorar y levantó la cabeza para ver al anciano mago, parado ante la puerta.

-Dumbledore, pero como puedes defenderlo, se ha marchado si decir nada, solo con esta apestosa carta como pidiendo perdón. Dijo Remus, parecía fuera de si, como si quien se hubiera ido fuera James, señalaba con el dedo hacia Dumbledore.

No hacía falta ser muy inteligente, como si en estos dos años desde la muerte de su amigo Sirius, Harry y él se habían acercado mucho.

-Querido Remus, Harry ha sido muy valiente de tomar esta decisión, alejar a todo el mundo para reflexionar, muy pocas personas serían capaz de hacer esto. Y tampoco ha sido egoísta, lo hubiera sido de quedarse con nosotros, mientras su mente le podría destruir, solo pensando en querer estar con las personas que él quería. Dijo Dumbledore, con su voz tranquilizadora y pausada, que hacía que cada palabra que pronunciaba fuera pensada por el oyente. Lentamente se fue acercando a Ron y Hermione.

-pero le podéis encontrar, aún está herido, no creo que este muy lejos. Dijo Ron, sus primeras palabras desde que entraron sus padres, Tonks y Remus. Le costaba mucho hablar, a cada palabra notaba el dolor en sus costillas y pulmones, como si alguien le golpeara mientras hablaba.

-es verdad. Dijo Molly, intentando no creer las palabras de Dumbledore.

-nadie podría encontrarlo, ni yo mismo, se ha convertido en un mago muy poderoso, me atrevería a decir, incluso más poderoso que yo. Dijo el director sujetando sus gafas de media luna.

-pero Dumbledore solo es un joven de 18 años, además como dijo Ron, está herido. Dijo Arthur apoyándose en la pared, sabía que sus palabras solo eran una mentira.

-puede, pero yo no sería capaz. Ni en la plenitud de mis poderes, tanto mágicos como físicos, de levantarme y salir de un hospital sin que nadie notara mi dolor de recibir más de treinta crucios, es más, me sorprende que se haya levantado. Dijo Dumbledore moviendo sus gafas de media Luna.

-que! Dijo Remus sorprendido ante las palabras de Dumbledore, que seguía jugando con sus gafas.

-si Remus, y ahora podríais dejarme a solas con Hermione y Ron.

Los cuatro aceptaron sin decir nada más. Salieron fuera de la habitación, parecía que fuera Remus continuaba con su enojo.

Hermione se sentó en la cama donde antes descansaba Harry. Y suspiró profundamente, intentando creer que todo eso no estaba sucediendo.

-profesor... empezó a pronunciar pero fue detenida por la voz calmada.

-llámame solo Dumbledore. Dijo él, intentando que se calmara un poco, solo un poco, sabía lo difícil de la situación.

-Dumbledore pero no entiendo... porque! Unas amargas lágrimas recorrían lentamente su cara.

-querida Hermione. El anciano hizo un gesto sutil para que la mirara. – no has de entender, sino comprender su marcha. Harry nunca os haría daño, sabes perfectamente que os ocultaría su sufrimiento. Que padecería por dentro un mundo de dolor, solo por veros felices, a todos. Solo por veros con una sonrisa. Pero decidió la opción correcta, pero la más difícil, en un futuro será mucho mejor para todos, pero ahora será duro, no lo niego.

-pero...

-Hermione ahora no lo comprendes, porque tienes un poco de rabia en tu corazón, porque no se haya despedido de ti. Pero a medida que pase el tiempo lo irás comprendiendo. Dijo Dumbledore acariciando la mano de ella. –pues contar conmigo para lo que quieras. El anciano mago se levantó y besó la frente de la castaña, como un padre lo haría con su hija.

Ahora Dumbledore se acercó a Ron, que continuaba tumbado casi sin moverse.

-cumple lo que te ha pedido Harry. Susurró el anciano dejando atónito al pelirrojo.

Dumbledore abandonó la habitación.

Cuando lo hizo entraron Arthur y Molly.

"pero como puede saber lo que ponía en la carta..." se repetía una y otra vez en la mente de Ron...

Pasaron cinco largos años, sus vidas pasaban lentamente esperando la vuelta de su amigo, Harry. Solo recibían una carta del moreno, en navidades diciéndoles que se cuidaran, y que no se preocuparan por él. Hermione y Ron eran reconocidos aurores del ministerio de magia. Después de la derrota de Voldemort ofrecieron múltiples veces el puesto de ministro a Dumbledore, pero cada vez alegaba que a su edad no podía dirigir un país y que prefería quedarse en Hogwarts como director. Hacía año y medio que Arthur Wesley había tomado el puesto, y como ayudante tenía a su hijo Percy con quien habían hecho definitivamente las paces. Ginny se convirtió en sanadora junto a Neville, quien era un importante investigador de nuevas medicinas y pócimas. Por su parte, Luna trabajaba en el Ministerio en el departamento de Misterios. Remus se habían casado con Tonks un año después de la marcha de Harry, esperaron ver a Harry, pero no apareció. Ahora tenían un hijo, Sirius, como agradecimiento a su gran amigo. Remus recibió la única carta, hasta el momento, de Harry que no fuera las de navidades, en ella ponía que aceptaba ser el padrino del pequeño y que cuando volvería, ocuparía ese lugar como es debido.