"Esta historia participa en el reto #106 'La suerte de los drabbles' del foro Alas Negras, Palabras Negras".

Disclaimer: Nada es mío, sino de George R.R. Martin.

Palabras: 498


Aegon III permaneció con el semblante inexpresivo, casi sombrío, mirando a sus hijos. Daeron y Baelor se encontraban al lado del maestre aprendiendo sobre Aegon El conquistador, si bien el hijo mayor escuchaba cada palabra sobre la conquista de los Siete reinos, Baelor tenía la mirada perdida y empleaba todo su esfuerzo para no bostezar.

Daenaera volvió a mirar a su esposo, no le sorprendió que su expresión siguiera igual de agria, con la boca en un rictus infeliz.

– ¿Quieres ver a nuestras niñas? –la reina forzó su sonrisa mientras caminaba hacia el otro rincón del salón, no sujetó su brazo, Aegon odiaba que lo tocaran.

Daena, Rhaena y Elaena cosían al lado de su septa. La mayor tenía el ceño fruncido mientras se esforzaba por poner bien cada puntada. Aegon las contempló en silencio antes de retirarse de la estancia, dejando a la reina Daenaera sola. Ella suspiró, secó una pequeña lágrima de su rostro mientras abandonaba el salón.

Su esposo cada vez se parecía menos al muchacho que conoció a los seis años. Después de la muerte de sus padres, lord y lady Velaryon se encargaron de criarla en Marcaderiva. En esos años fue muy feliz, era una Velaryon y amaba el mar como a nada. Durante el viaje de Alyn Velaryon, Lady Baela solía contarle la fuerte unión entre su casa y los Targaryen, sobre su madre Velaryon y Vhagar, su dragón. Aunque Baela solía desilusionarse al hablar de su Danza Lunar, muerta por el dragón de Aegon II.

Poco después llegó la noticia de la muerte de la reina Jaehaera. Daenaera nunca la había visto pero la descorazonó saber que también era una niña a pesar de ser mayor por apenas cuatro años.

Luego Rhaena y su esposo llegaron a visitarla, a pesar de estar debilitada por el parto la gemela de Baela llegó en Aurora, su dragón. Daenaera no podría haber estado más emocionada.

Un día las gemelas la convocaron. El miedo y la emoción se apoderaron de ella, creyó que Baela la mandaría al Valle con Rhaena para poder dedicarse por completo al hijo que llevaba en el vientre. En cambio temía por el cambio, en toda su vida solo había conocido Marcaderiva y no sabía que esperar.

Ese fue el día en que le prometieron que sería reina.

Al principio apenas le pareció un juego, pero cuando partieron a Desembarco del Rey para la fiesta en el Día de la Doncella. El corazón le latió muy rápido mientras ser Corwyn la guiaba hasta el trono de hierro. Era tan grande como le contaron, imponente… pero ella se fijó en el rey. Aegon III la observó, el sopor en sus ojos desapareció en un instante. Daenaera sonrió por nerviosismo, consciente que todas las doncellas antes que ella habían pasado por lo mismo.

Sin embargo él le devolvió la sonrisa y ella se volvió reina.

Pero la vida no era una canción, y Daenaera Velaryon temía que la tristeza de Aegon la contagiara.


En realidad quiero pensar que ambos hacían una pareja más feliz, pero viendo lo quebrado que estaba el rey es difícil imaginarlo de otra forma. Tal vez él la veía más como su hermana, y no en el sentido Targaryen.