ANA POV

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Me giro frustrada en mi espalda dando un largo suspiro. La luz del reloj del buro se burla de mí mientras me es imposible conciliar el sueño. Dios, una de las cosas que más odio de viajar es el remanente en el cuerpo de la descompensación horaria. Es ridículo el tamaño de mi JetLag si tomamos en cuenta que solo son tres horas de diferencia entre Washington y New York y que el viaje ha sido de solo un día.

Parpadeo en la obscuridad, tratando de acompasar mi ritmo respiratorio con el de mi agotado y también frustrado marido a mi lado. Es la primera vez en mucho tiempo que me voy a dormir sin hablarle. Solo había sucedido en contadas veces, como cuando discutimos por mi regreso al trabajo después de haber tenido a Ted y la frustrante pelea por la llegada de Phoebe a través de parto natural pero esto sobrepasaba todas las anteriores. Estaba, no, estoy hecha una furia con él y Elliot por haberle enseñado a Teddy la palabra condón. Aun me hierve la sangre al recordar la vocecita de mi pequeño pronunciarla cada dos palabras que decía. "Mami, quiedo mi bibi y los tondones" "Mami, Phoe puede usad tondones?" "Quiedo tondones de colodes" me era imposible evitar la imagen de mi hijo de solo tres años con cajas de condones a colores ¡Por el amor de dios! No sé en qué momento se me ocurrió la brillante idea de dejarlos al cuidado de los hermanos Grey cuando juntos son un desastre andante. Es en parte nuestra culpa el que ahora tengamos a una niña de año y medio con la boca sucia de un camionero y a uno de tres que dice beber cerveza en vez de jugo de uva y que quiere usar condones. Me llevó una larga hora hacerle entender que los condones eran una cosa muy mala para los niños y que no los usaría nunca. Gail estaba presente mientras le daba la conferencia y dijo un "Estoy segura que cuando cumpla los 15 estarás feliz de que los use" con una mirada divertida hacia él que nos hizo reír tanto a mi como a Taylor.

Escucho a Christian roncar ligeramente y me giro para verlo dormir. Solo ronca cuando está verdaderamente cansado. Hemos estado despiertos desde las 4.30 am porque debía tomar mi vuelo y los niños no conciliaron el sueño hasta poco más de media noche por culpa de todo el azúcar en su sistema así que estaba más que destruido. De no ser porque estoy tan enojada con él lo despertaría solo para que alejara el estrés del viaje de mi cuerpo con buen sexo y así poder dormir tranquila pero descarto la idea, no puedo dar mi brazo a torcer ante el castigo de las "Bolas azules" como lo llamó Kate, aunque esto afecte profundamente mi lívido. La pobre estaba tan enojada con Elliot por haber manchado la mente pura de la pequeña Ava que podría jurar que tiene sus bolas colgadas en un cuadro en la sala de estar.

Decido ir por un poco de té sin teína o alguna camomila. Mañana tenemos una pequeña reunión en casa para festejar el cumpleaños número 55 de Carick y soy la anfitriona así que necesito estar lucida. Christian ha ofrecido nuestra casa y estuve más que de acuerdo. Tenemos esta enorme mansión en la cual aún me cuesta encontrar las puertas correctas y que más que aprovecharla al máximo y hacer que los demás también las disfruten. Tendremos barbacoa, juegos y estaremos todos juntos, incluyendo a los abuelos Trevelyan y a mi padre así que será divertido.

-Señora.- doy un respingo al ver a Luke de pie en la entrada de la cocina mientras estoy de puntillas alcanzando una taza para té en el estante. Rápidamente hago malabares con ella antes de que caiga al suelo y despierte a todo el mundo. -¿Se encuentra bien?- está susurrándome, como si en realidad no quisiera ser oído. Me recupero del susto, dándole una mirada algo reprobatoria. Aun no me acostumbro a tener siempre alguien detrás o deambular por mi casa sin ser vista.

-Luke, me asustaste.- parece recuperarse al oírme, retomando su postura recta y viéndose culpable.

-No fue mi intención, creí que caminabas dormida.- se encoge en disculpa rascándose la nuca -Te vi por la cámara de seguridad.- le hago un gesto con la mano de que no tiene importancia y continuo con la tarea que estaba por hacer.

-Solo vine por un poco de té, no puedo dormir- Él se queda de pie allí esperando que me mueva y valla a la cama y así pueda regresar a lo que sea que estaba haciendo pero me gusta la compañía en la madrugada cuando no puedo conciliar el sueño -¿Quieres un poco?- ofrezco. Inmediatamente niega con la cabeza y yo le hago un mohín pero no insisto. Ha accedido después de mil discusiones a tratarme del tú cuando no está Christian para oír porque me hace sentir vieja y tenemos la misma edad pero beberse un té con la esposa del jefe es sobrepasar los límites.

-JetLag.- dice al final, balanceándose en la punta de sus pies y ocultando un enorme bostezo. Siempre se lo he dicho a Christian, estos hombres no duermen lo suficiente para rendir todo lo que lo hacen pero él solo me responde que les paga una pequeña fortuna por su trabajo y que no los ve quejándose de su remuneración anual.

Sé que él estará rondándome hasta que no regrese a la cama pero quiero quedarme un poco aquí, quizás leer un libro hasta que Morfeo se digne a hacer acto de presencia.

-Ve a descansar, Luke. Solo estaré un poco en la biblioteca.- veo claramente que una protesta está por salir de su boca y lo detengo en seco. -Es una orden.-él me mira mucho tiempo con ojos entrecerrados mientras yo vierto el agua caliente en mi taza pero se rinde eventualmente, más cansado que yo por nuestro largo día.

-Descansa, Ana.- pronuncia y no he terminado de parpadear cuando ya ha desaparecido. Tomo mi taza y deambulo por la sala, recogiendo algunos de los peluches y juguetes de Ted esparcidos en la alfombra y consigo uno de los enormes lazos que Kate disfruta ponerle a Ava. Hago una foto con mi teléfono y se la envió con la leyenda de que no mate a Elliot por haber perdido otro de los moños de mi sobrina. Sin sorpresa veo que está en línea e inmediatamente sé que somos dos sonámbulas en esta larga noche de abril.

"¿Compañía para un té de madrugada?" A – tecleo. Su respuesta es inmediata.

"Seguro. Leche caliente y miel de este lado" K – sin pensarlo dos veces voy a la aplicación de Facetime y contesta al segundo timbre mientras yo me encierro en la oficina de Christian para hablar sin ser oída.

-¿Es sangre lo que veo en tu pijama?- hago una cara de horror mientras le tomo el pelo. Kate es la única mujer en el planeta que se vería igual de hermosa aun estando en pijama y con cara de no haber dormido en 24 horas. Ella se ríe de mi mal chiste mientras le da un sorbo a su vaso de leche caliente.

-¿Crees que Grace alguna vez me perdone si le corto las bolas a su hijo?- me rio mientras me acomodo en el enorme escritorio de roble y busco una angulación para apoyar el móvil sin perder la imagen.

-Lo entenderá.

-Dios Ana estoy tan enojada con él.- gruñe -Mi pobre ángel tendrá su mente manchada por culpa de la sucia boca de su cerdo padre.- aun esta histérica y no es para menos.

-Tendrías que haber oído a Ted toda la noche hablando de condones.- recuento –Mi hijo será el vocero de la prevención sexual en el jardín de niños.- a pesar del enojo, reímos de lo sucedido. Esto seguramente será el tema de centro mesa mañana en la fiesta. – ¿Te persuadió con sexo?

-¿Bromeas? En este momento está durmiendo en la habitación de invitados. Y por más que sea adorable cuando duerme y caliente como el infierno mi plan de las "bolas azules" va en serio.- apunta -Lo hare retorcerse hasta que se disculpe de rodillas.- Kate es implacable y cuando algo se le mete en la cabeza es igual o peor que Christian al respecto. –Y si tú no haces lo mismo con el sr. Sexexperto te apodaré la sumisa toda tu vida.

Katherine Agnes Kavanagh!- estoy tapando mi boca ante mi tono de voz demasiado alto. Ella es una completa perra por amenazarme de ese modo ya que ella sabe y conoce nuestro pasado. Se encoje de hombros con un aire de superioridad y diversión en su rostro fresco mientras yo la miro con ojos entrecerrados. Sé, porque la conozco bien que jamás haría una cosa tal ni jugaría con una cosa tan seria pero es un anzuelo que estoy dispuesta a morder para tener una excusa y tomar algo de venganza contra cincuenta. –Tú ganas.- me hago la rendida. La escucho por unos minutos mientras me explica el plan "bolas azules" y hablamos sobre la conferencia de la que fuimos testigo ese día. Se trataba de una conferencia de tecnologías y crecimiento del internationalnetwork. Kate no ha parado de llamarme la nueva Christian para molestarme ya que ha crecido de manera desenfrenada mi entusiasmo por el mundo de las telecomunicaciones desde que soy su esposa y estoy a cargo de GP. Obviamente en un ambiente completamente diferente al de mi marido y su pasión por las tecnologías de energías renovables y sus investigaciones sobre la explotación del carbono.

Mi interés se basa básicamente en la creación de un sistema informático para los autores y la divulgación de sus obras a través de internet de manera segura. Básicamente es un detector de copyright que nos permite tener total y absoluto control de los libros en la red, evitando así la piratería en un 87%. Es un proyecto que me ha tenido completamente sumida en la oficina afinando miles de detalles desde el año pasado y aún nos queda un enorme camino por recorrer pero estoy más que entusiasmada y orgullosa de poder decir que es la primera cosa importante a nivel profesional que hago por mí misma. Kate me ha estado ayudando mucho en lo que respecta el ámbito de publicidad y marketing, sin cobrar, ella solo quiere que al final, cuando el proyecto sea lanzado, su nombre aparezca en los créditos. Típico de ella y su gusto por ser reconocida.

-Debes analizar de nuevo con Giana los errores en la plataforma del programa.- me dice mientras estoy en la computadora de Christian ejecutando lo que sería el "demo" del programa -¿Ves como no se deslizan las opciones de búsqueda?- bebo el ultimo sorbo que resta de mi té y asiento hacia ella haciéndole saber que tiene razón hasta que me parece oír el llanto de Phoebe.

Me tengo que ir. Creo que Phoebe se despertó.- ella se despide dando un largo bostezo mientras yo cierro la llamada, el computador y me encamino escaleras arriba mientras están iniciando a pesarme los parpados pero la escena que consigo en la habitación de mi hija me despierta por completo. Teddy esta arrodillado junto a la cuna de su hermana, contándole alguna historia sobre piratas en su escarzo vocabulario, por lo que puedo escuchar, mientras sostiene su mano dentro de la cuna y ésta juega con sus dedos. Es la imagen más tierna que haya jamás visto. Lo cierto es que Ted desde la llegada de Phoebe se ha vuelto muy protector alrededor de ella pero a la vez muy celoso. Su paciencia con ella va a momentos y puede llegar a ponerse muy molesto si se le da toda la atención a su hermana o si ella toca algún juguete especial. Grace dice que es algo sumamente normal y que solo es cuestión de adaptación y al parecer tenía toda la razón.

-No llodes Phoe, yo te cuido- lo escucho decir y mi corazón se aprieta y se llena de amor ante aquellas palabras. Soy la primera que desea que su relación de hermanos sea como las que comparten Christian y Mia. Ella es simplemente el centro del mundo para él, se tienen el uno al otro incondicionalmente y nada me haría más feliz que mis hijos tuvieran eso que yo nunca tuve, esa complicidad y ese amor fraternal. –Puedes dodmid sosteniendo mi mano- continua mi pequeño hombrecito mientras veo como alcanza el chupete que ha caído en una de las rendijas de la cuna y se lo da a mi princesa. Ella se acerca más al borde, enrollando los brazos en el pequeño brazo de Ted como lo hace con el de Christian y se acurruca mientras yo estoy babeando. ¡Son tan adorables! Con el paso de los minutos veo que Phoebe se ha vuelto a dormir y que la cabeza de mi hijo danza directo a la madera de la cuna así que decido que es momento de regresarlo a su cama.

-Hey hombrecito- le susurro mientras lo cargo. Él se sobresalta mientras aun dormido busca sostener la mano de su hermana –Es hora de volver a la cama.- lo beso con suavidad, respirando el aroma a colonia de bebe de su cabello cobre. Él me mira, sosteniéndome el rostro como si no creyese que estuviese allí. Me sonríe de lado aun adormilado con esa sonrisa heredada de mi hermoso hombre y me derrito.

-¿Puedo domid ton Phoebe, mami?- me pregunta mientras enciendo el parlante de la cómoda y él apoya la cabeza bajo mi barbilla. Le beso la nariz dándole una mirada tierna.

-Mi cielo, eres muy grande para la cuna. La puedes lastimar- niego suavemente, meciéndolo en mis brazos, aprovechando que esta medio dormido ya que mientras más grande se siente menos me deja sostenerlo de este modo, así que me aprovecho de ello.

-No me muevo mami- me hace ese puchero estilo Mia Grey que de no ser porque me causa gracia y ternura pondría los ojos en blanco por no haber heredado algo bueno de ella. –Lo pometo.

-¿Por qué tantas ganas de dormir con Phoebe?

-Nicol me dijo que su- se detiene un momento, como si estuviera buscando las palabras correctas ¡Es la cosa más bella! su… hemanito duedme con ella cuando tene miedo.- explica.

-¿Nicol, tu amiguita del parque?- inquiero alejando el cabello de su frente.

-Si.- me contesta dando un largo bostezo –No quedo que Phoe tena miedo.- dice, dándole una ojeada a la cuna.–Yo la quiedo.- Sus ojitos azules están chinitos del sueño pero llenos de sinceridad y no tengo el alma para negárselo. Le beso la nariz, enamorada de su risita baja y lo dejo dentro de la cuna. Él se alza en la punta de los pies, frunciendo su boca para darme un rápido beso en los labios.

-Te amo- le susurro. Un segundo después se acomoda junto a su hermana, pasando un brazo de manera protectora por su espalda. Los cubro a ambos con la mantita de ositos y permanezco allí por no sé cuánto tiempo, contemplando la cosa más perfecta que hemos creado Christian y yo, juntos.

Regreso a la cama media hora más tarde sintiéndome llena de ternura. Mi esposo esta exactamente en la misma posición de cómo lo deje una hora antes. Dejo el parlante de bebe junto al reloj y me meto bajo el cobertor, acercándome a él pero sin tocarlo. Mi hermoso hombre, drenado por mis dos ángeles. Bostezo, dándole una última mirada a su bello rostro antes de sumirme en un profundo sueño de un cálido día en una playa paradisiaca.

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Un calor muy conocido me trae del mundo de la oscuridad de manera deliciosa. Aun en mi subconsciente pienso de estar soñando que las manos de Christian vagan por todo mi cuerpo. Sus dedos pellizcan gentilmente mis pezones mientras siento su aliento en mi sexo y su lengua rodea ágilmente mi clítoris. Me muerdo el labio mientras un gemido de placer hace vibrar mi garganta como una llamada de atención. Me incorporo en la cama de golpe para ver solo la mata de cabello cobre todo revuelto de cincuenta entre mis piernas. Él alza sus ojos grises y me sonríe mientras yo veo como su lengua se pierde una y otra vez en mí antes de caer de espaldas, rendida a las sensaciones. ¡Santa vaca! Con un despertar así todos los días dejarían de existir las alarmas molestas.

-¿Te gusta, nena?- su voz es toda baja, ronca y me derrite, sintiendo como me construyo ante su ávida lengua.

-¡Christian!- es la única cosa que sale de mi boca cuando siento dos largos dedos enfilarse dentro de mí mientras mis manos viajan codiciosas a su cabello, empuñándolo y revolviéndolo, anclándolo a ese lugar y a la vez queriendo alejarlo para que termine la tortura.

-Déjame escucharte.- siento como aumenta el ritmo, la firmeza en sus acometidas en mi interior tocando esa pared rasposa que me manda por encima del borde y me vengo vertiginosamente. Girando en espirales en torno a sus dedos mientras mi columna se arquea, separándose de la cama y entierro la cabeza en las almohadas.

Estoy sin aliento y vagamente soy consciente de sus besos de mariposa ascendentes que hacen resbalar mi camisón de seda hasta llegar a mi cuello y sacarlo. Sus ojos brillantes de lujuria me dan la bienvenida. Estoy desnuda ante él y lo siento acomodarse entre mis piernas mientras trato de regular los latidos de mi corazón y su dureza se roza contra mi sensible sexo. Ronroneo por lo bajo cuando me besa, sintiendo mi humedad en su boca y como empuja ligeramente para rozarse aun con la ropa interior puesta.

-Ahh…- gimo dentro de su boca y lo siento más que ver sonreír en mis labios. Esto sí que es una llamada a despertar a la Christian Grey.

-Me encanta tu sabor.- murmura lascivamente, mientras su boca inicia a bajar con lamidas y mordiscos. El mentón, la barbilla y abajo, hacia mi cuello mientras coge ritmo. Buscando la manera de escalar en mí. –No estemos enojados- susurra entre mordida y mordida, trayéndome del mundo post orgásmico y recordándome mi venganza y el pacto con Kate.

Miro el reloj en el buro y el parlante de bebé junto a este y sonrió internamente. Son el ocho menos veinte, y si soy bendecida por los ángeles eso me da exactamente nueve minutos para llevar a cabo mi plan. Me muerdo el labio escondiendo una sonrisa mientras enfilo las manos dentro de sus ajustados boxers buscando mi objetivo. Mi diosa interior me está gritando "!PERRA!" desde su chaise longue rojo prostituta pero la ignoro, aun cuando tenga toda la razón y esté por ser una completa perra pero esto seguramente lo hará pensar dos veces antes de hablar demás en frente de nuestros hijos.

Lo empuñó con mis dos manos, sintiendo la firmeza y sus gruesas venas bajo mis dedos. Lo escucho tomar una bocanada de aire entre los dientes mientras se baja desesperadamente la ropa interior con una sola mano y en el mismo momento yo me escabulló para cambiar de posición y así estar encima de él.

-¿Tomando el mando, Sra Grey?- me sonríe con su sonrisa amplia de chico americano y yo le hago un guiño, apretando su miembro en advertencia –Suave, nena.- sonrió hacia él, mientras juego con su excitación, la anticipación y antes de que pueda detenerme lo tengo en mi boca. Succionándolo con fuerza y vitoreándome de su imagen rendida ante mí. Lo rodeo con mi lengua, recibiéndolo más profundo con cada uno de sus empujes.

-Oh nena.- gime Christian y sé que su liberación está cerca así que no me detengo, ojeando el reloj aprovechándome de que está demasiado distraído para verme y agudizando el oído. …

MAMI!- el aparato blanco se ilumina alegremente con la voz de Ted y yo me detengo, haciéndome la sorprendida y dejando a Christian en la puerta de su orgasmo. Mi hijo es un reloj suizo -¡Mami! ¡Mami!

-¡Mierda!- jadea cincuenta debajo de mí, sosteniendo mi cabello y con la respiración acelerada –Nena, solo un minuto más.- me ruega. Señalando su enorme miembro sobreexcitado y en espera.

-¡Pa-pa!- Phoebe se une al coro de llamado y le hago mi mejor expresión actuada de disculpas mientras salto fuera de la cama en busca de mi bata. Ja! He ganado el primer asalto.

-¡ANA NO ME PUEDES DEJAR ASI!- grita cuando estoy a punto de salir de la habitación. Esta desnudo, extendido en la cama y apuntando su erección indignado.

-¿Sabes que sabor me encanta a mí?- pronuncio y su cara de perplejidad es digna de un Oscar -el sabor de la venganza, nene.- Le lanzo un beso desde la puerta antes de cerrarla y correr como niña descarriada a la habitación de mi hija. Oyendo detrás el grito de frustración de Cincuenta.


me disculpo por haber tardado tanto en actualizar pero la historia no se suponía seria tan larga y he estado pasando por problemas familiares que blocan mi inspiracion pero Debido a las peticiones de actualizacion me he puesto a escribir y tuve una bruma de inspiración asi que aquí tienen lo que salio. No tengo fecha para subir el siguiente cap asi que espero entiendan. GRACIAS POR SU COMPRENSION Y ESPERO LES GUSTE.

dejen sus RV