Uf, ha pasado mucho tiempo desde que estuve por aquí y es tan raro. Espero volver completamente y terminar todas mis historias pendientes. Tengo hecho el epilogo de ¿La charla? Ya no hace falta, pero el capítulo final que va antes de ese no. Pero trabajo en ello. Mientras les dejo esto. Que lo disfruten.

Advertencia: UA, OoC, lenguaje, minúsculo contenido para mayores.

Género: Humor/ Amistad/ ¿Romance?/ ¿Drama?

Protagonistas: Hinata y Sasuke.

Si los personajes son de Masashi-Kishimoto, obvio la historia es de mi autoría.

Lo único que gano con esto son sus reviews, su diversión y la mía. Gracias.

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Se encontraba completamente aterrada, no sabía cómo iba a escapar de ese destino tan cruel que le esperaba, ella sabía que algún día moriría pero no se le ocurrió que fuera tan pronto, sólo tenía 16 años por el amor de Dios, aún le quedaba mucha vida por vivir. Pensó en su futuro:

Terminar el instituto, cursar la universidad, ir a una que otra fiesta, emborracharse y arrepentirse al día siguiente, tener trabajo, tal vez un novio, casarse, tener hijos y verlos crecer, verlos casarse y quizás ver a uno de sus nietos, y entonces sí, ahora a morir.

Pero al parecer nada de eso se cumpliría, escuchó los pasos detrás de ella, había corrido todos los pasillos del instituto (gracias a Dios que era grande, aunque un poco exhaustivo) escapando de él, huyendo del cruel destino que se encontraba en sus manos. En las manos de su verdugo. Verdugo cuyo nombre conocía, y ese era, Sasuke Uchiha. Sólo de recordarlo la piel se le erizaba y no de buena forma ¿Y es que cómo iba a ser bueno si estás escapando del chico que intenta matarte? Todo lo que estaba ocurriendo parecía ser sacado de una mala película de terror, a pesar de estar en receso los pasillos estaban desiertos, no había ningún alma transitando por ahí y el silencio sepulcral sólo servía para aumentar la tensión y su miedo. Pero ¿Dónde estaba la gente?

El pasillo adelante se dividía de izquierda y derecha, tenía que tomar una decisión rápido, dobló por la izquierda y se detuvo un momento al cruzar y no estar a la vista de quién viniera atrás de ella. Necesitaba tomar un poco de aire que debido a la carrera no llegaba bien a sus pulmones, aún podía escuchar los pasos acercándose, no sabía por qué pero parecía que sus sentidos se habían puesto en más alerta ahora que estaba cercana a la muerte. El pensamiento la aterró aún más. Así que, ya más o menos recuperada volvió a retomar su camino lo más rápido que podía, sentía sus piernas al límite, nunca había corrido tanto pero necesitaba poner la mayor distancia posible entre ella y el Uchiha.

Debía encontrar un escondite hasta que terminara la hora de clase y todo el mundo se fuera a sus casas o por lo menos hasta que el chico se cansara, aunque lo dudaba. Él debía de estar furioso ¿Y cómo no? Si el chisme rondaba por toda la escuela y todo por culpa de ella, claro que lo había hecho sin querer, no pensaba que alguien la hubiese escuchado. Después de todo, a pesar de no hablar mucho, sólo lo suficiente, su voz era tan baja que algunos tenían que acercarse mucho para escucharla bien.

Fue sacada de sus pensamientos al sentir como era jalada por su brazo derecho y luego como cubrían su boca para que no gritara. "Me atrapó, ahora estoy muerta pero ¿pero cómo me dio alcance tan rápido y cómo hizo para estar delante de mí? Estaba segura que me perseguía a distancia. Dios ayúdame" esto era lo que Hinata Hyuga pensaba mientras cerraba los ojos y escuchaba como cerraban una puerta. Listo, iba a morir. Estaba a punto de ponerse a llorar y a suplicar por su vida cuando oyó una voz muy conocida.

—Oye Hinata, tranquila, soy yo, Kiba—abrió los ojos para comprobar si era cierto lo que escuchaba y no se decepcionó, ahí frente a ella estaba uno de sus mejores amigos que la soltó y le dio una sonrisa un tanto perruna—lamento asustarte pero era la única forma de salvarte de la furia del Uchiha.

— ¿Tú también lo sabes? —el chico asintió un tanto culpable ante la pregunta de su amiga y ella suspiró. Al menos no la había atrapado su presunto asesino.

—Y no es el único, Hinata ¡De veras! —ella volteó a donde provenía la voz y vio a otro amigo suyo, un rubio de ojos azules, Naruto Namikaze junto a 4 chicos más.

Entonces decidió mirar a su alrededor para saber en donde la habían metido. Espejos, lavamanos, cubículos, urinarios… notó que la habían metido a un baño pero no era cualquier baño ¡ERA EL BAÑO DE HOMBRES! ¡Dios santo! La sangre comenzó a acumularse en su rostro y casi sintió el desmayo pero recordó que estaba en una situación peor y trató de calmar su agitada respiración y sus nervios. Kiba se percató de su estado y la tomó del brazo para después preguntarle.

— ¿Hinata, estás bien? ¿Qué ocurre?

— ¿Por qué me trajeron aquí? —Prefirió ignorar la pregunta y los miró un tanto alterada al darse cuenta de algo más.

—No se nos ocurrió otro sitio, lo sentimos—respondieron al unísono Kiba y Naruto— ¿Por qué?

—Bueno, digamos que eso no le impedirá entrar aquí a buscarme, después de todo es un chico—les hizo ver el error, ambos chicos se miraron como si no lo pensado antes y regresaron su mirada a la chica, llena de disculpa.

—Lo sentimos, como que se nos olvidó.

Ella suspiró y trató de calmarse de nuevo, miró a sus compañeros, Shino parecía mirarla pero era algo difícil de saber debido a los anteojos oscuros que traía puestos y que nunca se quitaba, Shikamaru se recargaba de los lavamanos con mucha flojera y la cual se reflejaba en su aburrido rostro, a su lado se encontraba Chouji que comía una de sus infinitas bolas de papas de todos los sabores imaginables y al frente de ellos, mirándola fijamente con sus negros ojos, estaba Sai, una muy falsa sonrisa se formaba en sus labios, una que daba algo de miedo. Hinata se asustó a muerte debido al parecido que tenía éste chico con su perseguidor.

— ¿Alguien más sabe que fui exactamente yo?

—En realidad todo nuestro grupo lo sabe Hinata, pero dudo que alguien fuera del círculo lo sepa. El rumor se corrió sin ningún detalle en específico y no saben quién lo inicio. Pero no sabemos cómo es que Sasuke se enteró de que fuiste tú, cuando en verdad, como ya lo dije, nadie sabe quién lo empezó—le respondió Shino con seriedad y lógica en la voz mientras acomodaba sus lentes, ella volvió a suspirar, no tenía idea de qué hacer, lo único que sabía era que estaba muerta y nada más

—No se preocupe, señorita Hinata, todos nosotros somos sus amigos, vamos a ayudarla con todo el asunto. Leí en un libro que…

—Ok, Sai, no es necesario que nos expliques que libro leíste—lo interrumpió Naruto—lo importante es ayudar a Hinata a salir de aquí sin que Sasuke la encuentre y la torture hasta morir.

— ¿¡Qué?!

— ¡Joder, Naruto! ¿Con ayudas como la tuya para que los súper héroes? —Le reclamó Kiba al ver más miedo en la Hyuga

—Es que no lo conocen como yo, él es capaz de cualquier cosa. Incluso una vez…

—Naruto, no aclares que oscurece ¿Sí? —le pidió la pelinegra más asustada que antes, lo último que necesitaba era que le infundieran más temor. Todos guardaron silencio un rato hasta que…

—Vaya, vaya, vaya… Así que ¿aquí es donde te escondes, pequeña Hyuga? Muy poco inteligente, la verdad.

Hinata quedó petrificada en su sitio, no quiso darse la vuelta y mirar al dueño de esa voz, definitivamente no debió quedarse ahí mucho tiempo, es más, en cuanto se dio cuenta donde estaba debió haber salido corriendo a ocultarse en otro lugar seguro. Pero ahora era tarde, la encontraron. Dio la vuelta y…

—Suigetsu, por favor, no lo hagas, no le digas…

—Ahórrate el ruego, pequeña Hyuga, en cuanto estés frente a Sasuke desearás no haberte inscrito en esta escuela—amenazó un chico de pelo entre plata y blanco hasta la barbilla, ojos de color violeta y dientes afilados como los de un tiburón. Estaba justo en el marco de la puerta del baño y detrás de él se asomaba la enorme figura de Juugo, de pelo y ojos naranja, además de una personalidad algo (bastante) bipolar. Ellos eran considerados en el instituto y sus alrededores algo así como los secuaces de Sasuke Uchiha. Ambos impedían el paso de quien quisiera salir o entrar al baño.

—No te atrevas a acercarte a ella—amenazó Naruto poniéndose delante de la chica para protegerla, Kiba se colocó a su lado—y a todo esto ¿Por qué te metes? Esto no tiene nada que ver contigo—Suigetsu sonrió con satisfacción, mostrando todos sus dientes.

—Oh, Namikaze, claro que tiene que ver conmigo, si llevo a la Hyuga ante Sasuke, tendré su respeto y su aceptación.

—Por favor, Suigetsu, ten compasión…

—Olvídalo Hyuga, eso no es lo mío.

—Eres un maldito bastardo—ante lo dicho por Naruto el peli-plata se echó a reír realmente divertido. Juugo permanecía detrás de él, serio y en silencio. Pero entrecerraba los ojos, percibía una pelea en cualquier momento.

—Ya es suficiente, Naruto. No seas tan problemático—se dejó escuchar la cansina voz de Shikamaru. Dejó de recostarse en los lavamanos y con pasos lentos y fatigosos, se puso entre los rivales—no queremos llamar la atención de los superiores, así que evitemos los inconvenientes. Dejemos que se marchen…

— ¿¡Qué?!

—Shikamaru ¿estás diciendo que dejemos que se lleven a Hinata? —Preguntó con indignación Kiba, todo eso sólo lograba que Suigetsu se divirtiera más.

—Ya lo oíste, chico perro, ahora ven aquí Hyuga, no hay tiempo que…

—Te equivocas—lo interrumpió el Nara, con las manos en el bolsillo y mirando el techo con desinterés—dije que podían irse…—bajó la mirada y la plantó en los rivales, después mostró una sonrisa de zorro astuto—pero sin la chica. Después de todo somos seis contra dos. Y la cosa se pondría muy fea.

—Tienes que estar jodiéndome—gruñó el de pelo plateado al tiempo que convertía sus manos en puños y los apretaba tan fuerte que se le ponían blanco los nudillos—eso no va a pasar, no nos iremos sin ella. Ustedes no nos intimidan.

Shikamaru suspiró de forma exhaustiva.

—Tenía la esperanza de que hicieran caso a la advertencia implícita por las buenas pero…—el Nara tensó todo su cuerpo mientras todos sus amigos se ponían a su lado de la misma forma, con la intención de acorralar y al mismo tiempo impedir el paso de esos dos, protegiendo a Hinata—parece ser que será por las malas. Que problemático.

Y dicho esto, como si fuera una señal, se abalanzaron unos contra otros, con los puños en alto. Comenzaron a lanzar golpes a diestra y siniestra. Dos (Shikamaru y Shino) contra Suigetsu y los otros cuatro (Naruto, Kiba, Chouji y Sai) contra Juugo, al ser él el de mayor complexión, era el que más trabajo iba a dar. Mientras que pegada a la pared del fondo, bastante alejada de ellos, Hinata los miraba horrorizada, eso era lo último que ella quería, que sus amigos pelearan para protegerla, no quería que salieran heridos pero no tenía idea de cómo parar aquello.

Soltó un grito ahogado cuando vio que Juugo alzaba al rubio y lo lanzaba hacia un lado, y luego cuando Sai y Kiba juntos lo golpeaban en la rodilla para que cayera y Chouji pudiera atizarle un golpe en la mandíbula. Naruto se había puesto de pie y le lanzaba una patada en la espalda. Shino y Shikamaru sincronizaban sus patadas y puñetazos pero Suigetsu lograba esquivarlos con la gran habilidad de un experto en lucha. Parece ser que esos rivales eran duros de pelar.

—Basta, por favor, no peleen más—susurraba la ojiperla pero era obvio que no la escuchaban, se acurrucó en un rincón, al final de la mesa de lavamanos, cubriéndose la cabeza y los oídos, deseando no estar ahí. Respingó aterrada al sentir una mano en su hombro y dirigió su vista para ver de quién se trataba. Sai se encontraba a su altura frente a ella, sonriéndole de esa forma tan falsa y con la mejilla derecha roja debido a un golpe que no pudo esquivar, Hinata alzó la mano y le acarició la marca suavemente—oh, Sai, lo lamento tanto, yo no quería que todo esto ocurriera.

—No te preocupes Hinata, eres nuestra amiga y nosotros nunca dejamos solo a un amigo—intentó tranquilizarla, aunque no sirvió mucho, los demás todavía seguían peleando—ahora levántate, hay que sacarte de aquí.

—Pero ¿Cómo? La puerta está bloqueada.

—Por los ductos de ventilación. El que está sobre tu cabeza dirige al baño de las chicas y luego de ahí debes encontrar un lugar donde esconderte mientras de alguna manera todo se resuelve—explicó con voz monótona el pelinegro al tiempo que subía al lavamanos que estaba cerca del ducto y le quitaba la rejilla que lo bloqueaba, se bajó y miró a la chica—vamos, te ayudaré a subir, estoy seguro que cabes por ahí sin dificultad.

—Gracias Sai—agradeció Hinata al momento que se ruborizaba y se ponía de puntitas para darle un beso en la mejilla izquierda—a pesar de lo que digan, sabes cómo ser un gran amigo—el chico se paralizó unos momentos, completamente sorprendido, luego se relajó y sonrió de esa forma tan suya.

—No hay de qué, preciosa.

Ella se puso más roja, si podía. A veces Sai decía unas cosas.

— ¡Sai! —Gritó de repente el rubio— ¡Deja de coquetear y ayúdanos! ¡No aguantaremos mucho tiempo!

— ¡Juugo! ¡Se escapa! —Gritaba el de dientes de tiburón, esquivando a sus contrincantes— ¡Haz algo!

— ¡No puedo! —Respondió con dificultad el aludido— ¡Tengo problemas con estos! —Los tres chicos intentaban neutralizarlo de alguna forma pero también tenían dificultades.

Eso los hizo reaccionar, y aunque Hinata seguía avergonzada, se dejó ayudar por el pelinegro que colocó sus manos de una forma en que ella pudiera poner el pie y así poderla subir para que alcanzara el ducto de la ventilación. Sai en todo momento mantuvo su vista fija en la pared, sabía que si miraba hacia arriba vería la ropa interior de la Hyuga y eso no sería muy caballeroso por su parte, según le contaba un libro de cómo tratar al sexo femenino. Elevó los ojos cuando ya no sintió el peso de ella en sus manos y lo último que vio fueron sus negros y lustrosos zapatos perdiéndose en el ducto. Se dio la vuelta, decidido ayudar a sus amigos a mantener a raya a sus enemigos.

— ¡Hasta que por fin nos ayudas Romeo! —Lo reprendió Kiba jadeando en busca de aire, ahora los cuatro rodeaban a Juugo.

—Sólo estás…—respondía el pelinegro pero se interrumpió para esquivar una patada—celoso.

—Luego ajustaremos cuentas de tu coqueteo con Hinata.

— ¡Basta los dos y concéntrense en su pelea! —Les riñó ahora Shikamaru al tiempo que giraba y lanzaba una patada al estómago de Suigetsu, apoyando la mano en el piso, se irguió y preparó de nuevo para defenderse y golpear—quiero irme a dormir. ¡Acabemos con esto!

— ¡Sí! —Respondieron todos al unísono. Definitivamente Shikamaru podría ser un buen líder, si no fuera por su pereza.

Esperaban darle el tiempo suficiente a la Hyuga para escapar y meterse en un lugar seguro donde nadie pudiera encontrarla y hacerle algún tipo de daño.

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Le atormentaba tener que dejar a sus amigos atrás pero ellos habían hecho un sacrifico para ayudarla a escapar de ese par. Tenía que confiar en que estarían bien y no les iba a pasar nada peor. No sabía si de verdad ese ducto la llevaría al baño de chicas pero cualquier cosa era mejor que donde estaba. La próxima vez iba a tener mucho cuidado en lo que decía, por cosas como esa era que se mantenía callada, tantos años de querer hacerse escuchar y nadie la oía para que justo ahora, sin querer, le presten atención. Pensaba ella mientras se arrastraba por el ducto, atravesando telarañas, polvo, algunos insectos y pequeñas lagartijas. Material para la casa de los sustos. Aterrador.

A medida que avanzaba podía distinguir una luz al final, cosa que hizo que se apresurara por salir de ahí. Sólo había un problema. Que la rejilla estaba sellada. Se dio cuenta al llegar al final. ¡Maldición! Sai no le había advertido de eso, quizás no lo había visualizado y sólo pensaba en alejarla de Suigetsu y Juugo. No podía culparlo, en realidad estaba más que agradecida, sin embargo de ahora en adelante todo corría por su propia cuenta. Debido a que el espacio no era completamente reducido, pudo moverse de una forma que sus pies tocaron la rejilla, no era muy cómodo tampoco pero hacía lo que podía.

Comenzó a golpear, el pie derecho, el pie izquierdo, los dos pies. Pateaba lo más fuerte que podía para lograr abrir el ducto y salir, gruñía frustrada porque le estaba tomando mucho tiempo y comenzaba a cansarse, además que empezaba a sentir dolor. Casi estaba por rendirse cuando un último golpe de ambos pies logro apartar la pequeña reja y asomarse al aire libre… aunque fuera solamente un decir.

Había llegado al baño de chicas que se encontraba vacío. Una suerte. Parece que nadie había escuchado el pequeño escándalo que armó para salir del ducto. Sin embargo tenía otro problema. Por supuesto que se atravesaba otro problema, constaba de muchos de ellos. Suspiró frustrada al mirar hacia abajo, era una considerable altura y cerca, no se encontraba nada en lo que apoyarse, definitivamente no podía salirle bien ninguna cosa. Con cuidado fue sacando los pies y dejándose resbalar poco a poco hasta quedar colgada de brazos con la cara hacia la pared, rezó porque no se lesionara nada al caer y respiró profundamente.

Luego, se dejó caer.

Aterrizó de pie y al instante, se vio de cara al piso. Respiró un poco aliviada, al menos no se golpeó la cabeza, se puso de pie y evaluó los daños: le dolían los pies pero eso era por agarrar a patadas la rejilla del ducto, sus rodillas, brazos y manos estaban sucias y con pequeños raspones, nada que el agua no pudiera quitar, su uniforme y su cabello también estaban llenos de polvo y telarañas, el cabello lo podía arreglar sin embargo el uniforme… no mucho.

— ¿Así que… ahí era donde te ocultabas, Hyuga?

Hinata se paralizó al escuchar esa seria voz a sus espaldas. No… No podía ser… Aquello no era posible… Él no podía estar ahí ahora… No después de lo de hace rato… Tendría que ser una cruel broma del destino.

¡Maldito Destino!

Sasuke Uchiha estaba recostado contra la pared al lado de la puerta, cruzado de brazos y mirando fijamente a la Hyuga. Parece que sí sucedió que alguien escuchó el pequeño jaleo y decidió investigar qué pasaba, y esa persona tuvo que ser Sasuke. Vaya sorpresa se llevó al entrar y ver colgada a la pelinegra, aunque resultaba un poco divertido, nunca se esperó ese comportamiento de ella. Hinata se había dado la vuelta, no sabía qué hace o qué decir, intentaba descifrar la expresión de él pero resultaba imposible, no mostraba su estado de ánimo. Quería saber que tan enfadado estaba, aunque no fuera buena idea.

— ¿Tengo algo en la cara que me estás mirando tan fijamente? —La pregunta la sacó bruscamente de su escrutinio, logrando que se ruborizara al instante, sacudió la cabeza de un lado a otro—Hyuga, hay algo que tú y yo tenemos que resolver y desde hace días me ha estado molestando.

—Yo… eh… verás…—balbuceaba la ojiperla, no sabía si decirle la verdad (cosa que era mala idea) o mentirle (cosa que era mucho peor porque no sabía decir mentiras) el Uchiha alzó una de sus cejas, su paciencia estaba por agotarse, se separó de la pared y comenzó a caminar hacia ella descruzando los brazos, Hinata se puso más nerviosa y cuando él estuvo frente a ella, se quebró y soltó todo al tiempo que agachaba la cabeza y cerraba los ojos—lo siento mucho Sasuke, mi intención no era causarte algún mal, no tenía ni idea de que todo eso iba a suceder, tampoco quiero que creas que es una táctica para llamar tu atención, no me gustas, no te veo de esa manera, no eres un prospecto de novio para mí. Pero es que todas las situaciones encajaban, rechazas a todas las chicas que se te declaran, no te han visto nunca con una novia, siempre estás rodeado de chicos, te juntas con el profesor Orochimaru y su asistente Kabuto, además el otro día Naruto y tú se besaban. Y entonces… todo eso… me llevó a pensar… que… eras… Gay.

Y la última palabra quedo flotando en el aire.

Hinata había hablado tan rápido que ni siquiera respiró sino hasta el final y el Uchiha le había costado seguir el hilo de su explicación. Estaba atónito con lo que acababa de escuchar, o lo que creyó escuchar. La Hyuga lo estaba acusando de ser homosexual. Se sintió algo indignado ¿cómo había llegado a esa conclusión? Ah, es cierto, lo había dicho antes. Cómo se atrevía esa chiquilla a… trató de relajarse, armarle un escándalo no era lo suyo.

— ¿De qué mierda estás hablando Hyuga? —La aludida empezó a jugar con sus dedos con nerviosismo y el rubor volvía extenderse por sus mejillas, tal vez en verdad no había sido buena idea. A juzgar por el rostro crispado de enojo y la voz exigente, Sasuke no se lo tomó muy bien.

—Bueno tú… ¿qué es ese algo que tenemos que resolver tu y yo y que te ha molestado? —Preguntó la ojiperla luego de haberle dado vueltas a las primeras palabras del Uchiha. Él la miró un momento, como si quisiera decirle algo pero sólo se metió la mano en el bolsillo.

—Solamente quería devolverte el dinero que me prestaste la semana pasada para pagar mi almuerzo. Me molesta tener que deberle cualquier cosa a alguien sobre todo si es una mujer y sobre todo si eres tú—al decir esto la fulminó con la mirada, enojado, ella se encogió un poco en su sitio—te lo hubiese entregado antes pero enfermé. Sin embargo, aquí lo tienes.

— ¿Eso es todo? —Cuestionó en lo que el Uchiha puso el dinero en sus manos. Se sentía algo aliviada, algo tonta y en el fondo asustada. ¿Y si Sasuke no sabía nada y ella había metido la pata? El pelinegro enfrió aún más la mirada, intimidándola—no… Quiero decir… No tenías porque, no era necesario. Ya hasta lo había olvidado.

—Hmp, no me importa. El caso es que no me gusta deberle a nadie y mi deuda ya está saldada—Sasuke se dio la vuelta y así marcharse sin más, cuando de pronto se detuvo y se volteó de nuevo para acercarse a la chica—ah, pero antes, tengo que cobrarme algo.

Y entonces, bruscamente acorraló a Hinata contra la pared, sujetando sus manos por encima de su cabeza, y sin darle tiempo de gritar o decir algo más, la besó. Al principio ella se resistió, forcejeando para tratar de liberarse pero él era más fuerte, sin embargo, a medida que transcurría el momento, desistió de la idea y se dejó llevar. No fue un beso delicado, romántico y tierno. Sino uno salvaje, carnal y apasionado. Justo como lo era Sasuke. Al sentir que no se oponía y le devolvía el beso con la misma intensidad, el pelinegro le soltó las manos que inmediatamente se entrelazaron alrededor de su cuello y fueron desordenando más sus cabellos y tirado de ellos.

Él, fue bajando las suyas, acariciando a la chica los hombros, la cintura, las caderas, los muslos, hasta que dejó de tocar tela y empezó a tocar piel, cosa que la hizo estremecer, sus caricias eran tan calientes y excitantes. En un momento, Sasuke la agarró de los muslos y la elevó haciendo que lo rodeara y sujetara con sus piernas, quedando más juntos. El movimiento hizo que Hinata se separara y soltara un grito ahogado de sorpresa, la falda se le había subido y el pelinegro se encontraba entre sus piernas apretándola contra la pared, jadeó al sentir su erección en su entrepierna pero no tuvo tiempo de más cuando él la besó de nuevo, salvajemente.

Se separaron un poco en busca de aire pero el Uchiha no se detuvo, comenzó a repartir besos húmedos por su cuello, mandíbula y en un instante mordía el lóbulo de la oreja, mientras una de sus manos subía y le acariciaba los senos por encima de la ropa y luego metía la mano para hacerlo por encima del sostén. Hinata gemía y jadeaba mientras frotaba inconscientemente contra él, tenía la mente en blanco y lo único que pensaba era que quería más, quería más de esas caricias y besos, más de todo, más de Sasuke.

Y así como empezó… Terminó.

El pelinegro la soltó, dejándola recargada en la pared, y se separó a un metro de distancia. Ambos, desarreglados, despeinados y sudados, jadeaban forzosamente en busca de aire para sus pulmones. Se miraron como tratando de descifrar lo que sentía en ese momento el otro.

—Joder… No pensé que… fueras a excitarme tanto… Hyuga—decía Sasuke aun algo jadeante, cuando se recuperó, continuó—estuve a punto de follarte duro contra esa pared, los lavamanos, el piso y cualquier otra superficie de este sitio.

A Hinata se le volvió a acelerar la respiración que con tanto esfuerzo logró controlar, lo miró con los ojos bien abiertos.

— ¿Follarme? —Con voz algo chillona, preguntó tontamente, como si no hubiera oído bien.

—Duro—afirmó él con un asentimiento y una sonrisa maliciosa, logrando que ella jadeara por la sorpresa o algo más, se dio la vuelta y comenzó a caminar.

— ¿Pero acaso él no era…?—Susurraba la ojiperla para sí, todavía estupefacta por todo lo ocurrido.

—No Hinata, no soy gay. Y espero que con esa demostración haya quedado claro—le contestó él, como si la hubiese escuchado pero seguía caminando a la salida, con las manos metidas en los bolsillos del pantalón, se detuvo cercano a la puerta y se giró para mirarla bien, aún tenía la maliciosa sonrisa—a menos que, en verdad quieras que se cumpla el cometido, por mí no habría problema, estaría más que encantado—el rostro de la Hyuga era todo un poema (divirtiéndolo a él) después negó rápidamente con la cabeza—eso pensé. Lástima. Para la próxima cuida lo que dices, a quién y en dónde. Si no, no tendrás tanta suerte. Nos veremos luego, Hinata—y se marchó, dejándola sola y paralizada en el baño.

Aún no conseguía entender qué había pasado exactamente, hace un rato escapaba de Sasuke (su posible asesino) y poco después se besaba con él en el baño. Algo se encontraba muy mal con ella. Y entonces resultaba que no era gay, aunque esa parte no la comprendía todavía, todo era muy confuso. Pudo haberse ido ahora que no corría ningún tipo de peligro pero la cosa es que no lograba mover ninguna de sus extremidades. No se movió ni siquiera cuando sus amigas, Sakura e Ino, entraron al baño con caras de preocupación.

—Hinata ¿Qué ha pasado? Acabamos de ver a Sasuke saliendo de aquí—cuestionó Sakura examinándola con la mirada— ¿Te hizo algo? — ¿qué no le había hecho? Pensó la Hyuga. Follarte. La traicionó su subconsciente. ¿Dónde había estado todo el rato?

—Hinata, responde. ¿Estás bien? —Le preguntó ahora la rubia ya que no contestaba las preguntas de su amiga peli rosa, ambas recién llegadas se miraron aún más preocupadas.

—Chicas, díganme algo…—habló de forma lejana la ojiperla, llamando la atención de sus amigas que la miraron expectantes y sólo un poco aliviadas porque hablara, asintieron para instarla a seguir hablando— ¿Qué pasó, exactamente, aquel día en que Naruto y Uchiha se besaban?

—Bueno, no sé por qué preguntas eso pero…—respondía Sakura, extrañada—ese beso entre esos dos fue un accidente—eso llamó la atención de la pelinegra que parpadeó y enfocó la mirada en los ojos jade de su amiga—sí, ambos peleaban (como siempre) y otro chico tropezó con Naruto, empujándolo hacia Sasuke y provocando que juntaran sus bocas—Ino comenzó a reírse al escuchar todo eso.

—Jajaja, es cierto—corroboró la rubia riendo de vez en cuando—el chico era Konohamaru, unos amigos suyos apostaron a que no podía hacer caer a Naruto frente a todos y hacerle pasar una vergüenza, el beso fue un bonus que no esperaban—la Hyuga sonrió un poco al escuchar eso pero no duro mucho tiempo. Ese cambió empezaba a asustar a las otras dos. ¿Y se supone que ellas eran las bipolares?

—Entonces, ¿Sasuke en realidad no es gay?

— ¿Qué? Por supuesto que no—respondió Sakura alzando una de sus cejas, eso le había hecho gracia.

—Sasuke, gay. Hinata yo pensé que sólo lo suponías, no que en verdad lo creías—le dijo Ino como si le estuviera recriminando y había puesto sus brazos en sus caderas en forma de jarra. La aludida negó con la cabeza mientras pensaba. "Joder… No pensé que… Fueras a excitarme tanto… Hyuga" "Estuve a punto de follarte duro contra esa pared, los lavamanos, el piso y cualquier otra superficie de este sitio" "No Hinata, no soy gay. Y espero que con esa demostración haya quedado claro" "a menos que, en verdad quieras que se cumpla el cometido, por mí no habría problema, estaría más que encantado" "eso pensé. Lástima. Para la próxima cuida lo que dices, a quién y en dónde. Si no, no tendrás tanta suerte. Nos veremos luego, Hinata"

Follarte

Duro

No soy gay

Se cumpla el cometido

Lástima

La próxima

No tendrás tanta suerte

— ¡Ay por dios! —exclamó, sobresaltando a Ino y a Sakura que habían permanecido en silencio un buen rato.

— ¿Qué? —Preguntaron ambas— ¿Qué pasa?

— ¡Me va a dar!

— ¿Qué cosa? ¿Quién?

— ¡Me va a dar!

— ¡¿Qué te va a dar!?

— ¡Me dio!

— ¿¡Qué te dio?!

Pero ya era tarde, la respuesta que obtuvieron fue el desmayo de Hinata que se vio sobre pasada por todas las emociones que vivió en menos de una hora. Cuando despertara en la enfermería del instituto, se plantearía muy seriamente realizar dos cosas, la primera, no volver a hablar hasta el día de la graduación y la segunda, mantenerse alejada de Sasuke Uchiha lo más posible. Porque, ya a éstas alturas, no importaba quién hubiera corrido aquel rumor. Rumor que al final había sido un mal entendido.

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Muchos días antes…

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—Por algunas cosas, suponía que…—decía en voz baja Hinata, Ino y Sakura la escuchaban con atención—Sasuke es gay.

—Ay, Hinata, por dios…

Ninguna de ellas sabía que detrás de los árboles del jardín en donde se encontraban, alguien las había escuchado muy atentamente. Esa persona misteriosa sonrió de forma maliciosa. Ese era una muy buena información a la cual le daría uso inmediatamente. Se alejó sin que las chicas se percataran de su presencia. En su camino, vislumbró a uno de sus profesores y no pudo pedir una persona mejor.

— ¡Anko-sensei! —La mujer se dio la vuelta al escuchar que la llamaban, su expresión hosca se relajó un poco al mirar de quién se trataba.

—Oh, Karin, ¿qué quieres? —Preguntó con intriga Anko en cuanto la pelirroja de lentes se detuvo a su paso.

—Nada, sólo que usted es una de las profesoras más inteligentes del instituto—Karin jugaba bien sus cartas, eso le subiría el ego a la mujer—y quería pedirle consejo.

— ¿Sobre qué?

—Pues verá…—comenzó a decir tratando de mantenerse seria—tengo un amigo y él es… gay…

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FIN

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¡Oh, esa Karin! Ella fue la que empezó todo, con la ayuda (aunque no lo supo) de Anko (chismosa ¬.¬)

¿Qué les ha parecido? Ojala que bien. Puedo decirles que me ha costado terminarlo pero quedó como quería, cosa que no pasa a menudo. No me convencía el titulo pero al final resulta que encajó. Oh, amé cuando Shikamaru salió en defensa con todo lo vago que es, no sabía que podía ser así ¡genial! *.* ¿Y Sai? Fue tan tierno ¡cosito! ^n.n^ pero lo mejor, fue Sasuke (dios, que a mí también me va a dar) que suertudota la Hyuga. Jajá, ya me darán su opinión. Gracias por haber pasado por aquí.