Subí a la azotea todo lo rápido que pude una vez que escuché el disparo, pensé en que mi jefe había acabo con Sherlock, pero no, Sherlock estaba en el suelo de la calle, se había tirado por la azotea. En cuanto a él, mi jefe, Jim Moriarty, estaba en el suelo de dicha azotea, muerto, un balazo había acabo con su vida.

No sabía que hacer así que me senté en posición fetal, ¿qué tenía que hacer ahora? Jim no me había dado instrucciones claras de que hacer si él no estaba.

Miré el reguero de sangre que salía de la cabeza de Jim y sollocé, no le volvería a tenerlo cerca; eso me entristeció.

Sentí la necesidad de acabar con alguien, de sentirme vivo otra vez, ¿matar a John? Podía.

Me levanté y miré por la azotea. Vi a mucha gente mirando el cuerpo sin vida de Sherlock Holmes y a un John Watson triste y nervioso. Con tanta gente era imposible dispararle, así que ya le pillaría.

Le seguí día tras día hasta que le encontré junto a la señora Hudson visitando la tumba de su mejor amigo y pensé que era el mejor momento.

Cargué mi arma, apunté al objetivo y disparé. Le di en el pecho y John Hamish Watson murió desangrado sin que la Martha Hudson pudiera salvarle.

— Ahora estamos en paz – dije antes de irme de allí.

Por la noche regresé a la azotea del hospital, me senté en el bordillo sujetando mi escopeta y pensando en las últimas palabras que Jim me había dicho.

— ¿Me vas a extrañar? – no había entendido el mensaje hasta que le vi muerto.

— Jim, yo te quise, te quiero y te querré. Llevaré con honor y lealtad tu red de maldad, seré tú, aunque nunca seré como tú – comenté en alto mirando al cielo mientras las lágrimas salían de mis ojos.

Sentí ganas de matarme para ir junto a Jim, pero como le había prometido antes, llevaría su red de maldad como él la llevaba.

Me quedé allí sentado en posición triste, pensando en todos los momentos felices que tuve con él, en todos aquellos momentos en los que el subidón hacía que me besara y yo me pusiera nervioso, siempre Jim Moriarty me encantó, siempre estuve por él.

Entonces, ¿por qué nunca le dije lo que sentía? Tal vez por miedo, rechazo, no creo, sino porque era mi jefe y no estaba bien visto que un jefe saliera con un subordinado. Además no podía sentir rechazo por parte de mi jefe, porque sería mi aniquilación en el negocio y en la red que Moriarty llevaba.

Agaché la cabeza un momento, luego me puse la canción de Jim y mi boca empezó a sonreír malvadamente y eso me gustó.

Empezaba un nuevo reinado del mal, conmigo a la cabeza. Sin Sherlock Holmes y John Watson llevar a cabo el mal sería mucho más fácil. Pero sin Jim sería algo aburrido, pero por él intentaría que mi reinado fuera tan productivo como el de él.

— Descansa en paz Jim Moriarty – me despedí de él una última vez antes de caer al contenedor de basura y salir por allí sin ser visto.

Sé que el fic es algo triste, pero dos fanarts me inspiraron, tengo que subir las fotos en mi cuenta para que la vean. Si os he sacado alguna lágrima o como si no, dejar review.